Noche de elecciones

6 de noviembre de 2008:

Pues nada, ya pasaron las elecciones. Se acabaron los debates, las polémicas, los discursos de la Palin...Y aquí en Nueva York, la gente rebosa felicidad, al menos, de la manera en la que los americanos rebosan cualquier sentimiento. Con normalidad y alegría contenida. El martes pasado fuimos a casa de John y de Hillary a ver el desenlace de las elecciones. Habían invitado a un montón de amigos, cocinado especialidades de 10 estados diferentes, y hasta se habían currado un panel con luces de colores para ir viendo de que lado caían los diferentes estados, si blue-democrata o red-republicano.

Para empezar, llegamos un poco tarde, ya que en la tienda de licores a la que fuimos para comprar un vinito, había una cola de tres pares. Al parecer la gente había decidido emborracharse si o si esa noche. Bien celebrando la victoria de Obama, bien llorando el hecho de tener que soportar a otro como Bush durante 4 años más. En la calle se podía apreciar a un montón de gente con bolsas dirigiéndose a casas ajenas para vivir el momento histórico en compañía. No había tensión, ya que todo el mundo vio clara la victoria demócrata. Desde el principio se vio claro que Obama lo tenía hecho. Los medios insistieron en decir los días anteriores que la cosa no estaba tan clara como señalaban las encuestas, pero creo que era más por una cuestión de mantener las audiencias en el día D. Y es que en muchos de los estados no esperaron más de 5 minutos a que se cerrasen las urnas para decir que Obama había vencido, sólo teniendo en cuenta las encuestas a pie de urna. En cuanto empezaron a caer los estados del lado demócrata, se vió claro que menos reñida, la elección podía ser cualquier cosa. Histórica, nostálgica, reivindicativa, rompedora, de todo, menos emocionante. Así que nos dedicamos a comer, beber, y a ver la tele. Las personas que allí se juntaron eran todas pro-Obama, y cada vez que se le daba ganador en un estado, aplaudía y gritaba, pero poco. La noche fue un poco fría, ya que al no haber emoción, la gente asumió con naturalidad la elección de Obama. Y eso que Marga intentó caldear el ambiente a base de gritos y aplausos entusiastas (el alcohol, es lo que tiene), pero la gente no estaba por la labor (o directamente no se creía lo que estaba viendo). Lo mejor era ver las imágenes de la gente en Chicago, en la fiesta de celebración, esperando con ansiedad los resultados definitivos, y las lágrimas de aquellos activistas por los derechos de los negros, como Jesse Jackson, la hija y la hermana de Martin Luther King Jr. e incluso Oprah. Una vez se cerraron los colegios de la costa Oeste, no pasaron ni 10 segundos antes de que las cadenas de televisión dieran como vencedor definitivo al candidato demócrata. Luego llegaron los discursos de los candidatos, el de McCain aceptando la derrota (para mi, de lo mejor de la noche) y dando completamente de lado a la Palin. La mujer de McCain parecía que se la iba a comer. Subieron juntas al escenario, y en ningún momento llegaron a mirarse o saludarse. Yo creo que si la dejan, le mete dos bofetadas...Dicen que gran parte de culpa de la derrota la tiene Palin, y desde el principio chocó con las ideas de los McCain, pero bueno, él fue quien la eligió como compañera de viaje, así que parte de culpa también es suya. Me llamó la atención que cuando felicitó a Obama la gente comenzó a abuchearle. No se que esperaban...Luego vino el de Obama, proclamando su victoria. A mi no me gustó mucho el discurso, no tenía tanta fuerza como los anteriores que daba en campaña. De todos modos apeló a sus raíces, a su familia, y a los valores que le han llevado hasta la presidencia. La gente lloró, emocionada, y alguno no dejaba de repetir "historic", cual mantra. Así que se descorcharon un par de botellas de champán, se brindó, John dio un pequeño discurso, y al cabo de una hora la gente fue desfilando hacia sus casas, que estábamos en Queens, donde cristo perdió el gorro, y había que currar al día siguiente. Así que nada, al final la noche resultó un poco sosa, aunque acabase bien. De todos modos nosotros nos alegramos mucho del resultado, y sobre todo por nuestra amiga Margareth, quien emocionada en Harlem, vivió una gran noche junto a su familia.

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