Fiestuqui navideña

25 de diciembre de 2007:

Ayer fue nochebuena. En estas fechas hay gente que se deprime, otra que se ilusiona con cualquier cosa, y otra a la que las fiestas se la trae al pairo. Este es mi caso personal. De todos modos, un abrazo a todos y muchos besos a todas. Yo también me mando un abrazo a mi mismo, a pesar de las fiestas...

Ayer, como decía, fue nochebuena. Una vez más, vivimos una experiencia de las que no será fácil olvidarse. Una amiga de Marga, al saber que no teníamos plan, nos invitó a su fiesta de "Christmas eve". Los antecedentes de las fiestas anteriores, nos hicieron tomarnosla con mucha ilusión, si bien algo me preocupaba. Creo que en ocasiones anteriores he comentado que a esta gente le encanta demostrar lo bien que se lo pasa demostrando sus habilidades en público, las llamadas "performances", y la anfitriona nos dejó bien claro, que en su fiesta todo el mundo participaba, por lo que teníamos que preparar algo. Bien. Después de muchas dudas, pensamos en hacer algo fácil, y que no mostrase nuestras auténticas vergüenzas. Nos decantamos por bailar unas sevillanas. Así, a tumba abierta. Ya sabéis todos lo bien que se me dan a mi estas cosas, pero bueno, pensamos que como estarían (estaríamos) un poco borrachos y tienen menos idea que nosotros, pues saldríamos del paso con cierta dignidad. Hasta estuvimos ensayando y todo la semana previa. Bueno sólo diez minutos.

Al llegar a casa de Margareth, que así se llama la colega, nos encontramos con una fiesta súper familiar, con padres, vecinos, hermanos, nietos, amigos mayores, y nosotros. Todos negros tipo familia Bill Cosby. Eso sí, las personas más majas y encantadoras que hemos conocido desde que llegamos. A los diez minutos, una pareja de 70 años nos habían ofrecido su casa de Baltimore para que pudiésemos ir a visitar la ciudad de Washington. Y se ofrecieron de guías y todo. La verdad es que todos los allí presentes nos acogieron de maravilla, preguntándonos por nuestra vida, por España, y contándonos sus historias. Después de cenar, nos sentamos en el salón, donde se desarrollaron las performances de turno. Nos contaron que era una tradición en esa casa, desde hacía 27 años, y que estaban encantados de tenernos entre ellos celebrando la navidad. De entre las actuaciones hubo de todo, villancicos, juegos, lecturas, siendo la mayoría de las veces dirigidos a los niños (cuatro niñas de 4 añitos súper graciosas). A mi me tocó bailar el limbo, Marga interpretó villancicos con unas campanas, etc. La gente fue pasando y actuando en orden y nosotros muertos de la risa, Marga con dos copas de vino de más, y yo pensando en que como no tenían ordenador, las sevillanas arduamente ensayadas no iban a poder ser. Después de escuchar unas rimas raperas improvisadas muy divertidas, nos tocaba a nosotros.

Al final conseguimos un CD que tenía el hermano de los Gipsy Kings (no me preguntéis de donde lo sacó), y cambiamos la sevillana por una rumba llamada "Los gitanos". Marga iba bien, yo sobrio y algo alucinado. Como no había manera de salir, decidí huir hacía adelante. Lo primero, poner a toda la gente a dar palmas como locos. Luego, yo me puse a dar saltos tipo Farruquito, y Marga se reencarnó en el espiritú de la Faraona. Como no teníamos mucho sitio para movernos, no pudimos desplegar todo nuestro arte, pero un par de vueltas sí que dimos. Cuando veíamos que la gente, descojonada de la risa y dando palmas sin parar, se paraba un poco, les jaleábamos a base de gritos tipo gitano-flamenco. Como llamando al toro. Estábamos los dos muertos de la risa, sin parar de saltar, y viendo a la gente totalmente entregada. Cuando acabámos, se pusieron a aplaudir como locos, y a darnos abrazos, felicitándonos y diciéndonos lo bien que bailábamos. Lo que tiene la ignorancia. Diré que hay un video, y que en función del número de comentarios que reciba lo subiré o no. Depende de vosotros.

Luego, comenzaron a abrir los regalos de navidad, que llevaban debajo del árbol desde un día antes, como marca la tradición. Nosotros nos sentamos en una esquinita viendo a los niños abrir sus juguetes con gran ilusión. Para nuestra sorpresa, y dando una idea del tipo de gente entre la que nos encontrábamos, también nos cayeron regalos. Nos dieron galletas caseras, tarta de chocolate de una pastelería buenísima, bombones, una guía de restaurantes y bares de New York, enfin. No sabíamos qué decir. Nosotros habíamos llevado una botella de vino (Rioja, encontrado en una licorería al lado de casa), pero aquello era demasiado. Al cabo de un rato, pasamos a los licores, y uno de los patriarcas no paró hasta que probé el ponche de huevo con ron y nuez moscada. Una guarrada, pero no iba a hacer el feo. Luego probé otra cosa llamada "coquito", bebida a base de leche de coco, leche condensada, y licor de coco. Otra guarrada. Pero bueno, bebiendo y hablando pasamos la noche. Al irnos, y como ya eran las 2 y pico de la mañana, no nos dejaron coger el metro, y nos llevaron hasta la misma puerta de casa, a pesar de estar como 100 calles más abajo de la casa. Enfin, una amabilidad abrumadora. Como eran unos enamorados de España, la han visitado un montón de veces, y tenían intención de volver, les aseguré que cuando fuesen nos llamaran, y nosotros daríamos aviso a familiares y amigos para que les "cuidaran". Así que ya sabéis.

Un abrazo.

Non stop weekend

17 de diciembre de 2007:

Este fin de semana tuvimos fiestas varias. El viernes, fuimos al cumpleaños del chico medio-ruso que conocimos la semana anterior,Alexei. Nos llevó, junto a más gente, a un restaurante cubano del East Village, llamado "Café Fuego". El sitio no estaba mal, aunque era bastante peculiar. Para empezar, la comida era bastante escasa, y de cubano tenía poquito, ya que pudimos comer queso manchego, e incluso una paella...Desde luego, no la pedimos nosotros. Lo mejor, fue a la hora de pedir los mojitos. Los había de varios sabores (mango, piña, fresa, etc.). Eso sí, de ron nada. Los hacían con champagne o sake. Para cosas raras, no hay nada como esta ciudad. La camarera, una cubana muy simpática, nos contó una milonga buenísima, del rollo que no tenían licencia para vender alcohol por que en el barrio ya había muchos bares, y el Ayuntamiento quería controlar el consumo. Vale, como si el sake fuera sin alcohol. Enfin, que probamos el de champagne, y como os podéis imaginar, el resultado fue bastante lamentable. Después de un rato, quedamos con la gente en vernos otro día, y nos fuimos a casita, que el sábado lo teníamos cargadito. En principio, Ina, la chica sueca, nos había invitado a su fiesta de cumpleaños, pero la resaca del mojito (no podía tener nada bueno), nos dejó en casita lamiendonos las heridas. A última hora, nos fuimos a la segunda fiesta del día, en casa de Hillary y John, los mismos que nos invitaron en Thanksgiving, al ser el cumpleaños de la primera. Una vez más, nos pusimos de comida hasta las trancas, y la cerveza tampoco fue mal. Lo pasamos muy bien, conocimos gente muy maja, y hasta jugué al "Guitar Hero", un videojuego que consiste en tocar la guitarra al ritmo de canciones reales de rock. No se me dio nada mal, para ser la primera vez, claro que había auténticos expertos para enseñarme los trucos.

Después de tomarnos la tarta, nos fuimos a la segunda fiesta de la noche, en una zona de Queens llamada Jamaica, a una hora y pico de Manhattan. La zona la vimos de noche, a eso de la 1, y era la típica zona negra, con avenidas anchas y tiendas cutres, y pandillitas en las esquinas. Del frío que hacía, no se metían con nadie. Esta fiesta la organizaba Inma, la compañera de Marga de Barcelona, y su compañera de piso, Laura. Como buenos españoles, sonaron los grandes clásicos de los 80 y 90, cantados a gritos por los allí presentes, a pesar de tener vecinos en el piso de abajo, y ser ya casi las 2 de la mañana. Pero la Escuela de Calor es mucha Escuela de Calor, y hasta los americanos lo saben reconocer. Allí conocí a una psiquiatra española que lleva viviendo varios años en Iowa, y que me contaba lo dura que es la vida entre evangelistas, que todo lo arreglan leyendo la biblia. Hasta a los enfermos los "curan" a base de misa y rezo. Hablamos un rato de las elecciones que se avecinan, al ser en Iowa el primer estado en celebrar las primarias de las que salen los candidatos de cada partido, y me contó que es gracioso ver como los políticos se matan por cada voto, yendo puerta a puerta incluso, ya que los resultados en este estado condicionan el del resto del país. Al cabo de un rato, nos fuimos a casita, que ya eran horas, y nos quedaba un buen viaje en metro hasta casa. No exagero. Tardamos casi 1 hora y 45 minutos, y eso que apenas tuvimos que esperar los trenes en los transbordos.

Lo mejor de la noche, que había estado muy bien, a la salida del metro. Resultado de toda la noche nevando:


Menuda gozada caminar por nieve virgen por las calles de Nueva York. Y las calzadas, como pistas de esquí.


Botellón navideño

9 de diciembre de 2007:

Ayer salimos a tomar algo con un compañero de Marga del hospital por la zona del East Village. Es una de las zonas más animadas de la ciudad, fundamentalmente por la presencia de la universidad de Nueva York. Ya sabéis, universitarios equivale a bares, restaurantes, conciertos y desmadrados. Todo eso lo pudimos vivir ayer. Nada más llegar, nos fuimos paseando por las calles, conociendo sitios rusos, ucranianos y polacos, pues el colega, un tal Alexei, americano a pesar del nombre, se había pasado media vida por europa del este y le gustaban mucho estos sitios. Entre la gente, pudimos ver que había un montón de Santa Claus. En principio, pensamos que eran cosas de la navidad y de los comercios, pero pronto descubrimos el pastel. Resulta que habían quedado todos los estudiantes por la zona para irse de bares y botellón en la plaza Tompkin. Yo me moría de la risa de ver a todos estos disfrazados en los bares a cervezazos y bailes, con las respectivas mujeres de Santa Claus (minifaldas y botas incluidas) y los duendes. Mientras Marga y su amigo se quedaban en una cafetería pidiendo algo, yo no pude evitarlo y me dirigí a la plaza a echar unas fotos. Por si no me creías, aquí está la prueba. Como en el 2 de mayo, pero en plan navideño. Si no había mil tíos, no había ninguno. Y eso sin contar los que ya estaban en los bares.

Y eso que sólo eran las 4 de la tarde...No es de extrañar, por tanto, que viésemos por la noche la imagen decadente de un Santa Claus gordo, borracho como una cuba, tirado en un portal, con una elfa a su lado, cerveza en mano, y muerta de la risa. Enfin.

Al llegar a la cafetería, me di cuenta que era un restaurante marroquí, pero a lo Noeyorkino, esto es, como un restaurante normal con mesas en vez de alfombras, y música jazz como ambiente. Vaya mezcla. Igualito que en Melilla. La comida estaba muy buena, y nos tomamos unos tés morunos. Aquí se nos unió otra compañera de Marga de Barcelona, que nos acompañaría hasta la última aventura de la noche.

Luego, seguimos paseando, y nos fuimos a la zona del West Village, a seguir tomando cervezas. Nos metimos en un sitio bastante chulo, cutre como pocos, pero con una carta de cervezas que ya la quisiera mi padre. Nos tomamos unas Delirium Tremens, 9º, y probamos escocesas, irlandesas tostadas, y aromáticas con sabor a melocotón. El sitio, como los de Argüelles.

Después de una cena rica en calorías (hamburguesas, que bien ricas que están en este país) en un bar lleno de pantallas con deportes de todo tipo, nos fuimos a Chinatown, a un local en el que se celebraba una fiesta de carácter español, cuyo reclamo era la movida y los 80. Vale. El sitio, muy chulo en su parte superior, con barras, mesas, billares, buena música, tenía una entrada en plan caverna a una discoteca en el sótano, donde se celebraría el evento. Su nombre, Nacotheque. La música, de morirse de la risa. El ambiente, de lo más petardo. La movida más profunda, de la de Almodovar and company. Sólo después de un rato, empezó a sonar Alaska, Radio Futura, y demás. Mirad como promocionaban la fiesta.

Me pareció tremendamente raro estar allí. Por un momento pensé que estaba en Madrid, pero rodeado de americanos disfrazados de Tino Casal. La rayada fue tan grande, que no aguantamos mucho tiempo, y nos tuvimos que ir a las 2 de la mañana, al no servir ya las cervezas para mantenernos cuerdos. Y encima en Chinatown. Toda la situación era surealista. Una vez más. Me dió tiempo a grabar un video que no se ve nada, pero se oye más o menos.

P.D. Escribo esto después de escuchar el partido del Atleti ante el Getafe, por lo que espero excusen el estilo. Todavía me tiemblan las manos!!!!!!!!!!

Y por fin, la nieve

2 de diciembre de 2007:

Esta mañana nos hemos levantado con esta agradable sorpresa. Las imágenes, tomadas en nuestra calle y en Central Park, hablan por si solas.


Los botánicos apreciarán, sin duda, el ejemplar de Pino del Himalaya de la derecha.

Esta foto es de un puesto callejero de abetos de navidad. A 25$ la unidad. Eso sí, una vez usados, a la basura, por que te los dan directamente sin raíz, cortados por el tronco.

Por último, comentaros que en medio de nuestro paseo, nos hemos dado de bruces con la vicepresidenta, señora Fernández de la Vega. Sólo nos ha dado tiempo a decir un sonoro "buenos días", respondido con otro "buenos días" y una sonrisa de oreja a oreja. Somos tan totis, que no nos hemos parado a hablar con ella un segundo. Lo mejor el escolta que comandaba el grupo, tremendamente serio, y como un sherpa abriendo camino, pensando seguro "con el frío que hace y que a esta mujer le haya apetecido dar un paseo por aquí..."Recordaréis que ya vimos a la mujer de ZP en el MOMA...