Día de playa

27 de julio de 2008:

Este sábado nos fuimos a la playa con Marian and company. Nos dirigimos a una zona llamada Rockaway, al final de Queens, pasado el JFK. Después de un viaje de más de una hora y media en el metro, y después de pasar por una zona que ya conocí cuando me perdí al volver del aeropuerto, llegamos a la playita. Salimos del metro y nos encontramos en un lugar que podría haber sido, perfectamente, Castelldefels. Los edificios de playa, las tiendas de playa, la gente, como la de la playa... Así que nos sentimos como en casita.


El lugar estaba bastante bien, no había mucha gente, y el agua parecía limpia. No se puede decir lo mismo de la arena. Cuando soplaba un poco el viento, te atacaban sin piedad las bolsas vacías que la gente usaba para llevar los sandwiches. No es que fuese un ataque constante, pero al menos nos comimos tres de ellas. Sin contar con la sombrilla asesina que se desclavó de la arena y fue volando, con el pico por delante, y un tipo enorme corriendo detrás de ella. Por lo demás nada reseñable, aparte de la sensación de vivir una película de Hitchcok por la cantidad de pájaros y gaviotas que sobrevolaban las toallas en busca de comida.
Al cabo de un rato nos fuimos a dar un paseo por la orilla, a lo jubilata pero sin gorro de paja, donde nos encontramos con un montón de medusas muertas. Pero no eran como las españolas. Eran como una masa gelatinosa transparente, sin las patas, y no picaban si las tocabas. Al principio no nos fiábamos mucho, pero luego nos convencimos y acabamos dándoles pataditas. Cada 50 metros, nos encontramos una silla con sus correspondientes vigilantes de la playa (como los de la tele, de rojo absoluto). Y mazados como armarios. Vimos un negro que tenía músculos hasta en la nariz, y a otro tipo cuya segunda profesión debía ser la de culturista. Muy "fuertes"... Se ponían histéricos cada vez que uno de los bañistas se adentraba en el agua y le cubría hasta la cadera. A un par de tipos los sacaron a golpe de silbato, y de lo fuerte que pitaban, hasta nosotros salíamos corriendo. Para acabar la jornada playera, Marga se encontró con un móvil tirado en la arena. Después de cotillear las fotos que había en su interior, y no encontrar nada interesante, se lo dimos a una pareja de policías que allí había, y que después de recogerlo le dieron a Marga un recibo (para qué?) escrito en una servilleta de papel a la que sólo le faltaba el logotipo del lugar de perritos calientes más cutre de toda la ciudad.
Así que después de varias horas al sol, nos dimos media vuelta y nos volvimos a la ciudad. El trayecto fue totalmente agónico, pues tardamos como dos horas en llegar a casa, pero nos dejó algunas fotos interesantes.

La de la estación de metro donde me perdí hace unos meses (en aquella ocasión, sin seres vivos alrededor)

La del negro y su peine.

La del atardecer.
Decir que lo mejor del trayecto es la parte en la que el tren cruza el mar por una lengua de tierra tan estrecha como la vía, y que da la sensación de volar sobre el agua.

Clases de excell

17 de julio de 2008:

Esta es una recopilación de los mails enviados por Marga desde su ordenador mientras asistía a una clase de excell que le han organizado en Columbia. No es que sea para profesionales, no...

Miércoles 16 de junio de 2008,
10:57 AM

"Hola mi Amor: Resulta que estoy en una clase de excell para beginners... y tengo a una abuela terremoto que no se entera casi ni de como manejar el mouse. Encima cuando intento ayudarla se cabrea!! Así que voy a hacer algo útil como escribirte y mandarte millones de besitos cada vez que nos paremos... que es a una media de 2mn por ejercicio y 15 mn hasta que se entera todo el mundo!! La cabecilla de la resistencia es la abuela, al grito de "de este paso no nos moverán." Lo mejor es que cuando consigue hacer una de las cosas exclama admirativa "wonderful!!!" Total que es entretenido. Encima cuando lo comprende me mira y dice "tú sabes mucho nena..." Y yo, pues hombre no, pero tardo menos en pillarlo. Que se traduce en sonrisa encantadora y la declaración, "hay cosas que se y cosas que no, entonces claro voy mas deprisa". De todas formas la verdad es que se tan poco que sí que me esta sirviendo aunque podría aprender más. Besitos te cuento mas en un ratito!!"

Miércoles 16 de julio de 2008,
11:10 AM

"Y hemos arrastrado el cursor después de escribir january y han salido todos los meses del año... La súper yaya ha soltado un oh!boy!!!!!!!!!!! Buenísimo!!!"

Miércoles 16 de julio de 2008,
12:05 AM

Y vaya si tenia razón mi padre!!!
Cuando el ordenador no hace algo es pk no se lo has dicho bien. Normalmente yo gritaba y decía que el ordenador tenia la culpa hasta que venía mi padre y me decía "es una máquina" y finalmente añadía "pero como te va a tener manía, es una máquina" Desde luego lo único que me molesta de cumplir años es que si me hubiese cojido la era de los computers en el cole, hubiese sido una máquina!! La verdad es que cada vez se me da mejor, pero a lo mejor me hubiese hecho una jacker!!! Oye la abuela esta mejorando por momentos!! Esta debe ser una de esas viejas glorias que tb deberia haber nacido con unos años menos en la era computers!! Ende ver!! hay un tal Michael que es peor que la abuela. La abuelilla me ha hecho explicarle la forma para control de gastos deducibles anuales que inventé este finde. Bueno, por fin he acabado, te llamo a la hora de comer!! Besos mi amor."

MUY GRANDE

Y lo que queda

15 de julio de 2008:

Esta semana va a estar cargadita, al igual que el resto del mes de julio, y me temo que también del mes de agosto. He estado viendo el calendario de taller que tenemos (si, con las chicas y todo), y tenemos poco espacio para apuntar nuevos acontecimientos. Entre los conciertos gratuitos de jazz, blues y clásica, los cines de verano, y no tan verano que en el MOMA hace un frío que pela, y algún viajecito que nos hemos medio organizado al estado de Massachussets, invitados por unos amigos, no se cuando vamos a poder hacer algo productivo como escribir en este blog.
El sábado, estuvimos viendo la película "Taxi driver", en el MOMA. Era la típica película que había empezado a ver varias veces, pero por una cosa u otra nunca terminé. Al menos, me pilló casi de nuevas, pues no me acordaba de gran cosa. Lo más alucinante, la imagen del NY decadente, sucio, peligroso y violento que reflejaba. Prostitutas, yonkies, chulos, matones, enfermos mentales, y políticos forman el paisaje y la fotografía de este NY que desde luego no hemos conocido. La escena mítica, en versión para niños (es igual, que no???). El domingo lo dedicamos a limpiar la casa, que falta le hacía, y por la tarde a pasear por el Battery Park que contaba hace unos pocos días, y que Marga desconocía.


Como anécdota, contar que al volver hacia casa nos encontramos con este animalito colgado de una rama, en pleno parque. A ver los ornitólogos, que opinen, por que a nosotros se nos parecía a un buitre... Se que estamos en NY, pero yo ya no me fío de esta ciudad, ni de lo que tiene ni de lo que deja de tener.

El lunes estuvimos en Bryant Park, viendo una película al aire libre llamada "Fail-safe". Por fin no llovió un lunes por la tarde y pudimos disfrutar de una velada agradable y glotona. La excusa de salir de casa, para ponerte ciego de comida basura (en nuestro caso, unos paninis de los que aún nos quedan en la nevera). La película fue fantástica, cine que contaba una historia de la guerra fría y cuyo final me dejó totalmente loco. Anticonvencional, es lo menos que se le puede decir a esta historia. A verla, que merece la pena. Además nos echamos unas risas, no sólo con los cartoons del principio (lo que le gusta a esta gente los dibujos animados), sino con los personajes que nos rodeaban.

Delante, una señorita se empeñó en mostrarnos durante unos buenos 20 minutos la ropa interior, como consecuencia de una falda imprevisible y que ni Marga comprendía. No estaba buena, lo se, pero lo pedía a gritos...Lo mejor, los amigos que ni la avisaban ni nada, menudos cabrones!!!!

Por los lados un grupo de gays locas que se pasaron la película hablando, bebiendo y chistando a la gente. Estaban los tíos hasta vueltos a la pantalla, la película les interesaba cero, y se dedicaron a echarse unas risas aderezadas con espumoso. A otro lado, una pareja de jovencitos, de unos 20 años, cuya proeza fue después de comerse un bocadillo del subway, meterse una botella de champán entre los dos. Y en vaso de plástico...Por un momento el drama sobrevoló la ciudad al intentar el pipiolo abrir la susodicha botella con los dientes, plenamente inconsciente del efecto presión y burbujas. Cuando ya pensábamos todos, nosotros, los gays, la de las bragas, la propia pipiola, que en un momento estaríamos llamando a un dentista para sacarle los dientes del cuello al pobeshito, el menda tuvo un ataque de lucidez y decidió terminar como los hombres, botella sujeta entre las piernas y ostión al tapón. Que saltó, como no, pero entre las piernas de la de las bragas que aprovechó para recatarse un poco. Fin de show número 1. O bueno, no, por que del cuzo que se pillaron se dedicaron a darse el palo hasta que se tuvieron que ir, el pibe a lo John Wayne, y la niña, bueno, digamos que algo sofocada.
Otra se tumbó nada más llegar, cenó, se arropó con la manta que llevaba, y se tiró a dormir. Cuando nos levantamos al acabar la película, allí seguía roncando a pierna suelta. Otra pobeshita.

Al comenzar la película se sentaron detrás nuestra un grupo de ¿rusos? con tres tías y un valiente, y que se supongo se dedicaron a fumar porros sin parar. Y digo que supongo por que aunque no olía a nada, se tiraron la película descojonándose de la risa, en plan bobo, y eso que la película era un dramón en toda regla. Tengo grabada en la frente la risa de una de las rusas, la mayor de todas, de unos 40 añazos, y que se reía de todo sin parar. En plan porreta total. Le duró la euforia dos horitas. Supongo que luego iría al hotel a morirse un rato. O no, quién sabe con las rusas...Enfin, que todo muy entretenido, y además con vistas bonitas. Los edificios de cristal son como espejos...

Y esta tarde a ver a la filarmónica otra vez al parque. Supongo que habrá más gente que la última vez...

Atardecer en el Hudson (a ritmo de blues)

11 de julio de 2008:

Esta ciudad no deja de sorprender. Ayer me di cuenta que no conocía uno de los parques más famosos de NY. Se trata de Battery Park, pero en su versión total, no sólo la de South Ferry (que esa sí que la había visto). Así que me calcé las botas, me hice un par de sandwichs y me fui de aventura guiri. El parque comienza a la altura de Chambers street, y va bajando hacia el sur bordeando el río Hudson. Se trata de un parque lineal, estrecho, sin grandes esplanadas de césped en las que tirarse a tomar el sol (a ver, alguna hay, pero pequeñita) y muy tranquilo. Es un lugar de reunión de niñeras con críos, american@s en bikini y bañador tomando el sol, negros jugando al baloncesto y turistas armados con cámaras y gorras. Yo, me había dejado la gorra en casa pero hice lo mejor que pude el papel de turista. Lo primero realmente especial que me encontré fue el Memorial en recuerdo de la hambruna que hubo en Irlanda, y que provocó el éxodo masivo de pelirrojos a estas tierras.

Es un monumento realmente curioso, mezcla de tradición irlandesa y modernidad. Se trata de una estructura de piedra con la superficie cubierta de jardines y piedras por entre las cuales se puede pasear. Sí, es un paseo muy corto, pero recorrer el caminito que lleva a lo alto del lugar permite unas bellas vistas del Hudson y de Jersey.

Se entra a él a través de un túnel con paredes negras en las que se pueden leer frases en contra del hambre, no sólo en Irlanda sino en el resto del mundo. Estas frases brillan en la oscuridad. Es la parte moderna del memorial. Al salir del pasillo te encuentras con unos restos de una cabaña típica de la campiña irlandesa, y cuyas piedras fueron traídas desde aquél país. A partir de aquí, los jardines.

Y luego, en los jardines poblados con cientos de plantas de distintas variedades, algo desordenadas, por cierto, se encuentran rocas con los nombres de diversas ciudades irlandesas. Intenté encontrar la de Waterford, donde pasé un par de veranos en mi infancia, y aunque la encontré en un lugar preferente, no se apreciaba bien para hacerle una foto. Así que me conformé con la de Cork (Dublín, a pesar de estar en primera línea, se encontraba cubierta de maleza, y tampoco se veía bien). Las plantas que habían seleccionado eran más típicas de una jardinería rural que urbana.

A sus pies, existe una fuente muy bonita, con cascada, nenúfares y otras plantas acuáticas, además de una gran cantidad de peces de colores. Los patos, por cientos en esta ciudad, completan la imagen bucólica del lugar.

Lo siguiente que me encontré en el parque fue un centro comercial tamaño king size... Los edificios que acompañan al parque no tienen nada de especial, a parte de ser grandes, de cristal y acero, y bastante feos. Pertenecen al complejo World Trade Center y sirven para acoger las oficinas de varias empresas financieras, por lo que el tipo de gente que se veía era de gama pija-ejecutiva. Y como no, para satisfacer las necesidades de este tipo de gente, en uno de los edificios habían montado un centro comercial. Lo que me hizo entrar en su interior fue su vestíbulo. Una gran cúpula de cristal que permitía ver en su interior un jardín con varias palmeras de tamaño considerable. Así a ojo, yo diría que unos 20-25 metros de altura. Al entrar me di cuenta que en efecto eran palmeras reales, con sus alcorques protectores, su sistema de riego por goteo y en el techo una serie de focos iluminándolas continuamente. Un poco como el jardín de la estación de Atocha, mucho más simple, pero más iluminado, al entrar más luz natural y sin los vagabundos tirados en los bancos.

Al otro lado de la cúpula había unas escaleras en forma de anfiteatro romano que daban a una gran cristalera desde la cual se podía apreciar perfectamente la zona cero. Bueno, las obras que allí se llevan a cabo. Una vez construidas las nuevas torres se verán de maravilla desde aquí.
A la salida me encontré con otro trozo del muro de Berlín, donado por la ciudad al Battery Park. ¿Quedará algo de este muro en Berlín?

Otra de las características del parque es que a medida que vas avanzando te vas encontrando con lugares calificados por algún iluminado como artísticos. Este se asemeja a un templo con sus columnas y su altar, pero con mosaicos en su superficie. De verdad que lo encontré bastante feo. Eso sí, el altar, para jugar al ajedrez. Del resto de "monumentos", preferí no sacar fotos, pues no me parecía adecuado desprestigiar al parque.

Por que el parque, de verdad, es muy hermoso. La sombra que proporcionan los árboles, altos, frondosos, y en su plenitud vegetativa, y el aire que acompaña el discurrir del río lo hacen más agradable si cabe. Hay varios sitios desde los que apreciar la costa del estado vecino o los barquitos navegando, dando una sensación de tranquilidad algo extraña en esta ciudad tan inquieta.

Encontré un mirador de lo más curioso, pero al ir a subir me dio un poco de vergüenza al ver a una pareja en pleno romanticismo (mirando al mar...), por lo que me conformé con asomarme al muelle y tirar un par de fotos de la vista.

Casi al final del parque se encuentra el Museum of Jewish Heritage, en el que no entré pero cuyo edificio me encantó.

Y los jardines colindantes son los de Robert F. Wagner, Jr. Park, un jardín que forma parte del Battery Park, y donde se celebraría posteriormente el evento que da título al post.


Dentro de la oferta cultural veraniega de NY, en Battery Park se ha montado un ciclo de conciertos de blues durante todo el mes de julio, uno a la semana. Nos enteramos del pavo que tocaba, un tal John Hammond, y después de una pequeña investigación internetera (que peligroso es lo del facebook o lo del My space...) nos gustó y nos decidimos por darle una pequeña oportunidad. No nos arrepentimos, no. Un señor de unos 60 años, armado con una guitarra y una armónica, él solo, y que introducía las canciones contando batallitas de cuando empezó a tocar en festivales, allá por finales de los años 60, salpicadas por anécdotas en las que aparecían grandes clásicos del blues y rock de este país. Esto me lo supongo yo, que ya sabemos que mi cultura musical es limitadita, por que cuando mencionaba que se encontraba a un tal X, la gente le aplaudía y exclamaba "ohhhh" de admiración. Y es que la audiencia estaba formada por el típico seguidor de blues. Persona mayor, con gorro tejano, muchos bigotes y barbas, y pinta de haberlo dado todo durante sus años mozos. Y sus mujeres, claro... El caso es que el concierto no defraudó a nadie. Entre canciones propias, tocó algunas versiones de artistas famosos (por lo que decía la gente, por que yo, repito, ni papa). Durante una hora y media, pudimos disfrutar de buena música, al aire libre, tirados en un jardincito, y viendo atardecer con el Hudson de fondo.

El vídeo es de la última canción, de unos 5 minutos de duración, pero que muestra el tipo de música que allí se terció, y el ambiente a su alrededor, con la gente aplaudiendo a rabiar y puesta en pie al final del concierto. Y de fondo, repito, el sol ocultándose tras los edificios de Jersey.



Una más.

Como en los años 20

10 de julio de 2008:

Anoche nos fuimos a ver una de las películas que más me gustaban cuando era niño. Se trata de "El maquinista de la General", de Buster Keaton. Es una película muda de los años 20 que cuenta la historia de un maquinista de tren que se ve metido en medio de la guerra civil americana. No me había dado cuenta hasta ahora, pero en esta ocasión, los buenos son los del bando del sur (los perdedores). A base de gags y payasadas, recupera su locomotora robada, su amada secuestrada, y colabora a la derrota del ejército del norte en una gran batalla gracias a la información que roba en el campo enemigo. Y por qué cuento esto. La peculiaridad de este tipo de cine es que al ser mudo, el acompañamiento musical es fundamental para meterte en la película y vivirla plenamente. Y lo bueno de la proyección de anoche fue que la música fue en directo. En el MOMA, se preocuparon de buscar a un organista (otro día la hicieron con piano) loco que pusiese la música a las aventuras del bueno de Buster. Y la verdad es que se notó. Yo de vez en cuando me paraba a mirar al músico y me encantaba su entusiasmo y la vitalidad que le ponía a la película. Lo vivía como si estuviera dando un concierto delante de miles de personas, cuando en realidad el teatro estaba medio vacío, pero entregado al sonido del artista. No se decir si respetaba la música original de la película, me supongo que sí, pero si no lo hizo, le quedó de miedo. Yo mismo me asombraba de vez en cuando al verme tan metido que no me acordaba de que había un tipo tocando en directo. Parecía que la música salía realmente de la pantalla. Al final del show, como no podía ser menos, se llevó la gran ovación de la noche. La semana que viene vamos a ver otra de Buster Keaton, pero esta vez con acompañamiento de piano. Supongo que será algo más serio, por que con el órgano y su sonido wiwiiii, te morías de la risa.

4 de julio: ganamos en fiestas patronales

(Marga dixit)
5 de julio de 2008:

Ayer fue el día de la independencia americana. Como tal, todas las empresas dieron día libre a sus empleados (salvo las de restaurantes, delis y otros empleos esclavistas) y estos aprovecharon para pasar un día en familia. Salimos de casa a eso de las 5 de la tarde, y nos fuimos a Battery Park, que había concierto y festival callejero. El concierto era un poco raro, pues el grupo que tocaba era una especie de Smashing Pumpkings, pero en cutre. No demasiado apropiado para familias con niños o mayores. Pero como a los americanos les gusta salir a la calle y escuchar música, allí estaban encantados, de pie y con la cerveza en la mano. Después de un rato, nos fuimos a Water Street, donde se había montado un gran mercadillo. Son como los españoles, pero en vez de gitanos vendiendo bragas y sujetadores raros, hay inmigrantes sudamericanos vendiendo comida (qué obsesión con comer a todas horas). Me impresionó el "horno" de un puesto colombiano, con los chuletones expuestos como si acabasen de cazar al animal. Aparte nos encontramos algunos puestos curiosos, como el de discos de reggae, o el de camisetas de Obama. El mercado había empezado a las 10 de la mañana, y nosotros llegamos a eso de las 6. Aún así, había bastante gente (no quiero pensar lo que debió ser a la hora de comer).


Después de un pequeño paseo por el mercado, el olor a comida refrita y grasaza nos llevó a desviarnos hacia el río y seguir camino en busca del mejor emplazamiento posible para ver los fuegos artificiales del 4 de julio. Según parece, los mejores lugares eran los que rodeaban a los dos puentes (Brooklyn y Manhattan) a ambos lados del río. La cantidad de gente que pudimos ver por las calles aledañas nos confirmó la impresión. A las 7 de la tarde, dos horas antes de que empezasen los fuegos, esta era la estampa de una de las calles que llevaban al Pier 17, uno de los centros comerciales que asoman al East River. Este también estaba repleto cual hormiguero. Repito, dos horas antes.

Como no queríamos pasar muchos agobios, seguimos camino río arriba en busca de otro lugar recomendado, el East River Park. Por la calle pudimos ver que había multitudes asomadas a las vallas de protección, con mantitas en el suelo, sillas de campo y en algunos casos barbacoas portátiles. Y policías cada 50 metros. Después de 1 hora de paseo, llegamos a donde queríamos. Encontramos un parquecito a orillas del río con buena visibilidad a los puentes y sobre todo, gente de fiesta. Se iba a ver bien desde allí, pues, y no estaba tan agobiante. En el lugar, negros y latinos mayoritariamente se habían congregado por decenas para montar grandes barbacoas con la familia y amigos. El verdadero espíritu del día festivo era el de reunirse con los amigos y familiares y comer (y beber) hasta reventar durante todo el día, para acabar viendo los fuegos artificiales en plan abrazados. Y jugar con unos collares de esos fluorescentes que se iluminan en varios colores y que cuando salieron en España todos pensábamos que eran radioactivos. Pues todo el mundo iba con varios de esos collares y pulseras, niños, mayores, ancianos, hasta los perros. Y debía ser el uniforme oficial, por que a pesar de ser súper patriotas, apenas se veían banderas, o sombreros, o parafernalia de bandera. Supongo que será NY, que es más internacional y no se lleva tanto. No se...

Los fuegos artificiales, creo que ya lo comenté en otro post, son bastante peores que los españoles. La gente se emociona con nada, pero a mi no me parecieron muy espectaculares. Lo que más me gustó fue el ambientillo con el que lo vivimos. En vez de música de marcha patriota, rap del bueno. ¿Qué no?



El rollo duró unos 25-30 minutos, y a parte de un par de figuras curiosas, nada relevante. Al volver a casa de camino al metro, nos cruzamos con otra de tantas fiestas montadas en el parque. Unos negros habían montado un equipo de mezclas y estaban en plan discoteca, a todo trapo, bailando house y rap. Y la gente de subidón, claro. El año que viene, si no nos apuntamos a alguna de estas fiestas, nos quedamos en casita, que los echan por la tele (además del Yankees-Red Sox, el Madrid-Barça del béisbol).



Aprovecho para poner unas fotitos de los puentes con Marga en plan superstar, y una de las actividades del verano. Ir a ver las cascadas artificiales que han montado en diversos lugares del East River. El artista es Ollafur Elliason, danés de nacimiento pero de padres islandeses, y un figura.

Ahora tiene una exposición en el MOMA donde juega mucho con la luz y la perspectiva a la hora de montar un objeto. Creo que ya puse algo de él hace poco. Por si acaso y os interesa, ir al enlace. Es tan curioso, que merece la pena. Desde focos enfocados hacia espejos hasta haces de luz dirigidos para hacer un cubo con humo, o un pasillo iluminado con luz que hace que te sientas un Simpson, por lo amarillo de la piel, o una habitación totalmente blanca que va cambiando de color y que te deslumbra y hace perder la perspectiva tridimensional, o una cascada de gotas de agua en una habitación a oscuras con luces estroboscópicas que hace que las gotas aparezcan y desaparezcan...Me pareció impresionante la imaginación del artista y como te hacía ver cosas raras donde sólo la ciencia intervenía. Muy recomendable, si pasa por España.