Experiencias futboleras y woodyalenianias

27 de abril de 2008:

Esta semana he seguido con mis clases de fútbol. Cada vez me encuentro más cómodo tratando con críos de 4 años cabezones y cabezotas...La verdad es que es bastante más divertido de lo que me podía imaginar. Son tremendamente curiosos y enseguida pillan lo que tienen que hacer. Tampoco es que los ejercicios sean especialmente complicados, pero requieren cierta coordinación y atención. La semana empezó bien y mal. El lunes estuve jugando mi primer partido oficial desde hace más de tres años. Nos juntamos unos cuantos de la empresa en un lugar de lo más extraño. Se trataba de un centro de estudios religiosos judío. Mirando el edificio desde fuera nadie diría que hay un gimnasio en la planta quinta, pero así es. No es que sea muy grande, tres cuartas partes de un campo de futbol sala serio, pero suficiente para echar un 4 contra 4. El nivel era bastante bueno, y me llamó la atención la naturalidad con que se mezclan los hombres y las mujeres para jugar. Además no se cortan un pelo, si te tienen que pegar una patada, te la pegan, pero de buenro, eso sí. Yo aguanté mis 35 minutos, dejando muestras de calidad patria, algún que otro cañito, y un poco del hígado también. Me tuve que retirar, entre aplausos, claro, debido a un golpe en el tobillo que me ha tenido un poco cojo durante el resto de la semana. El martes, estuve en casa de Phil viendo al Liverpool, y el miércoles tuve una clase genial en Central Park, al aire libre y con un día espléndido, que diría aquél. Eran unos 20 niños, de 4-5 años, que corrían como diablos. Alguno casi se nos pierde...Lo más gracioso fue ver como al final de la clase se me acercó una señora mayor, con unas pintas muy raras, para increparnos por permitir que los chavales gritasen y perturbasen la paz reinante en el parque. Y eso que en el parque debía de haber miles de personas, no sólo niños, ya que esta semana es el Spring Break, vacaciones de primavera para los colegios públicos y no tan públicos, y la gente aprovecha para tirarse a tomar el sol en cualquier lugar. Y que mejor lugar que Central Park. La verdad es que la señora era para verla. Yo la definiría como la versión travestida de Woody Allen, de verdad, con la misma cara, las mismas gafas, pero con maquillaje exagerado y sombrero de paja. Y en las manos, unos cuadros que debía de estar pintando en el momento en que los niños entraron en acción. Muy rara. El jueves tuve un par de clases más, en las que lo más difícil fue convencer a dos niños (3-4 años) de que saliesen de las faldas de sus madres y se uniesen al grupo para jugar. Me costó un mundo, pero al final lo conseguí. Nada como ponerles una pelota de color amarillo chillón y tamaño considerable para que pierdan la vergüenza. Y ahora, después de escribir esto, me voy con Marga, que hoy se ha tomado el día libre, a tomar el sol y hacer algunas compras de última hora. Regalos y demás, que como siempre quedan para el final. Ya llego a Madrid!

Riverside Park

21 de abril de 2008:

Estas fotos son del Riverside Park, a la altura de nuestra casa. Esta semana han florecido la mayoría de los árboles y el resultado es espectacular. Un buen sitio para pasear...



El cesped totalmente cubierto de pétalos, como si hubiese nevado.



Aquí un campito de fútbol debajo de la autopista que rodea la isla.

Esta es de nuestra calle, west 92nd con West End Avenue. De lo mejor de Manhattan!!!

Noche de bolos

20 de abril de 2008:

Anoche nos fuimos de cena, a celebrar el cumpleaños de Elisa. Primero nos llevaron a cenar a un restaurante mejicano en el barrio de las letras, así llamado por tener avenidas con nombres de letras (A, B, C, etc.). El barrio era bastante cutre, la verdad, con edificios en mal estado, y bastante sucio. Además había un montón de bares raros del tipo "el bar de Moe" de los Simpsons, con ese ambiente oscuro y deprimente. El caso es que el restaurante al que fuimos, "El Mercadito", era como un oasis en el desierto. Un sitio pequeño, coqueto y con una comida espectacular. Nos pusimos tibios de guacamole, tacos de todos tipos y de mojitos y margaritas. Al que le guste esta comida, ya le llevaremos, por que merece la pena. Después de comernos la tarta de cumpleaños, con canción incluida, como no, nos fuimos a Port Authority, a jugar a los bolos. Marga era virgen en estos menesteres, y yo casi, ya que creo que no jugaba desde los 14 años. Al llegar, nos encontramos en un ambiente demencial. El sitio no era más grande que la bolera de la Vaguada, pero era mucho más ruidoso. La música atronaba como en cualquier discoteca, con clásicos de los 90 del rollo Rick Astley, Michael Jackson, and company. La mayoría de nosotros no habíamos jugado mucho, así que las puntuaciones fueron bastante malas. A Marga, en su primera tirada, hubo que explicarla que la bola tenía que rodar y no ir dando saltos por la pista. Una vez aclarada, no le fue mucho mejor. Pero se lo pasó muy bien. Cosas del tequila.



Además hubo cerveza para aburrir, unas 33 pintas para los 12 que habíamos ido a cenar (haced la cuenta vosotros mismos, y considerad que había gente que no bebía). Por cierto, cayeron todas, aunque al final nos ayudaron unos amigos de Elisa que llegaron a última hora. Cuando acabaron las partidas de bolos, Marqui y yo nos fuimos a casita, que entre el madrugón que me había metido por la mañana, y que Marga tenía que currar al día siguiente, no estábamos muy motivados para seguir de fest. Y así, yo me puedo pegar una panzada de baloncesto en la tele. A las 12:30 por TNT, el partido de Toronto, con Calderón de estrella invitada. A las 3:00, Gasol y sus Lakers por la ABC, en la eliminatoria más espectacular de los playoffs, y ya por la tarde, a las 6:00 Detroit y a las 8:00 Boston. Y todos en abierto y gratis. Así me olvido un poco del atleti. Para que luego hablen de la guerra del fútbol en España.

Inmersión americana al patxi

19 de abril de 2008:
Ayer hizo un día espléndido. La primavera ha llegado, y da gusto ver los árboles en los parques. Hace un calor de tres pares, la gente sale a la calle a pasear a los perros, a hacer footing, con la bici, a tomar el sol en bikini...Mañana os pongo fotos, de los parques, no de los bikinis. Esto en España lo veo inviable, ya que cualquier mujer que se pusiese a tomar el sol en bikini se vería inmediata e irremediablemente rodeada por una horda de buitres playeros con ganas de juerga. Aquí, parece que se respetan algo más. Por la mañana, al no tener ninguna clase con los chavales, me fui a Central Park con Phil, más conocido como aquél que me está iniciando en el deporte americano, en general. Por no romper la rutina, me estuvo enseñando a jugar al freesbee. Que parece ser que es un deporte por estos lares. A mi me pareció un poco aburrido eso de tirarte un platillo volante de un lado a otro. Además, como yo era bastante malo, le tuve corriendo sin parar durante un buen rato. Lo mejor es que se juega al aire libre, no necesitas ningún equipamiento especial, y se liga mogollón. Según me contó Phil, jugaban durante mucho rato en la universidad, sobre todo cuando hacía buen tiempo, con bikinis y bañadores como único atuendo. Además, las mujeres se sientan alrededor de donde tú te has puesto a jugar, con lo que siempre puede pasar que les des un discazo, que rompa el hielo, siempre que no haya roto alguna nariz previamente. Al cabo de media hora, que hacía un calor del carajo y el deporte no es que sea muy emocionante que digamos, nos fuimos a comer a otro parque, el de Riverside, donde volvimos a comprobar que en este país hay mucho loco suelto, y que los perros son un gran arma de ligoteo, tanto para hombres como para mujeres. Por que aquí también entran las tías. Después de comer, nos dirigimos al basin boat cafe, donde nos tomamos un par de cervezas mientras veíamos un partidito de baseball aderezado con highlights de tenis femenino. Los highlights eran por que jugaba Sharapova. Por la noche nos fuimos a su casa, donde había quedado con varios amigos para cenar y tomar algo. Yo les llevé una botella de pacharán, cortesía de la Nessi, para que lo probaran. Por más que les repetí que era un licor que se debía beber después de cenar, no pudieron reprimir las ganas de tomárselo y lo abrieron en los aperitivos. Al menos me preocupé de que estuviese fresquito. Creo que a la mayoría de ellos les gustó. Algunos con más entusiasmo que otros, pero en general tuvo éxito. En un ataque de genialidad gastronómica, les dió por mezclarlo con champán, a pesar de los gritos de sacrilegio que salían por mi boca. Pero ellos tan contentos. El caso es que al final, de la botella, no quedó ni la etiqueta, ya que se quedaron encantados con el bailarín de aurresku que en ella salía. Creo que el patxi ha hecho nuevos amigos. Esta noche nos vamos de cena a un mejicano, y después a celebrar un cumpleaños mientras jugamos a los bolos (un nuevo deporte). ¡¡¡Ay Antoine, si estuvieras por aquí!!!! Por cierto, al final no pudimos ir a la fiesta de Cristina en Connecticut, por que a última hora me programaron una clase el sábado por la mañana, a las 9:30. Mira que sentimos no poder ir, ya que la fiesta prometía. Otra vez será!

Como molan los enanos!!!!

17 de abril de 2008:
Esta semana hemos estado un poco agotados, entre visitas y viajes absurdos, pero ya está prácticamente superada. El lunes estuve en una entrevista en una empresa para hacer de tutor de matemáticas a chicos de instituto. Mientras esperaba en la sala me dediqué a hojear un libro con los problemas que preguntan a aquellos que quieren acceder al "college", equivalente a la universidad, más o menos. Lo cierto es que casi me da un ataque de risa, y no exagero si afirmo que se trataba de problemas ridículos, yo calculo que de sexto de EGB...El caso es que luego son muy listos, no se de donde sacan la base. Enfin. El caso es que en la entrevista estábamos un portorriqueño, un uruguayo y una india, a parte de mi persona. Entre que uno apenas hablaba inglés, el otro respondía a las preguntas a base de monosílabos y la india mostraba un entusiasmo inusual para un trabajo de 15$ la hora, me eché unas risas importantes. Obviamente, no me dieron el trabajo, aunque me dijeron en petit comité que me tendrían en cuenta para futuras clases. Ya. Pero esta semana además he empezado a trabajar en una empresa que se llama Supersoccerstar, y que se encarga de dar clases de soccer/fútbol a niños de entre 3 y 12 años. Yo hago de assistant coach, y la verdad es que me lo estoy pasando de coña. Aparte de volver a jugar con un balón, me muero de la risa con los críos, como corren y como pasan de todo aquello que les enseñas. Ellos sólo quieren darle patadas balón, y a ser posible, cuanto más lejos la manden, mejor. Mi trabajo es ayudar a los niños a estirar, enseñarles los ejercicios que manda el head coach y poco más. Por ahora he ido a dos clases, una con niños de 3-4 años, con una coach taiwanesa muy maja, y a otra con niños algo mayores (5-6 años), de colegio público y con una coach negra muy borde. Hoy a ver con quién me toca entrenar. Además parece ser que los coachs quedan todos los lunes en unos campos para jugar unos partiditos, por lo que me apuntaré y demostraré mis habilidades futbolísticas, como el trote cochinero, y el "caras hijo puta haz el regatito". Lo van a flipar.
En otro orden de cosas, nos han invitado a una fiesta este viernes que promete. Se trata de Cristina, la chica sueca del laboratorio de Marqui, que organiza el sarao en casa de su novio. El problema/oportunidad/situación absurda (una vez más) es que la fiesta es en el estado de Connecticut, por lo que tendremos que coger un tren y quedarnos a "dormir" allí. Eso sí, nos han avisado de llevar bañadores y bikinis, que habrá sauna...Ya os contaré como acabamos, o no.

HIstoria estúpida

15 de abril de 2008:
Y ahora llega la historia surrealista del mes, aunque yo diría que es de lo más absurdo que he vivido últimamente. Lo más absurdo siempre habrá pasado en el Calderón. El domingo por la tarde, me fui a acompañar a mis padres al aeropuerto, no fuera a ser que se les anulase el vuelo y no supiesen ni donde ni a quién pegarle cuatro gritos. Después de tardar más de una hora desde mi casa en taxi, debido a un atasco monumental, le dejé en la zona de control de seguridad sin ningún tipo de incidencia. Como había atasco, decidí que era mejor volverme a casita en metro, a pesar de tratarse de un trayecto de más de una hora y media. Pero llevaba un libro, llevaba el i-pod, y no me apetecía nada meterme en un coche para estar parado en medio de una autopista. Así que me fui hacia el air-train, coqueto monorraíl que rodea el aeropuerto JFK. Para empezar, me equivoqué al ir hacia él, ya que en vez de subir, bajé unas escaleras, delante de las cuales se apostaban dos soldados de guardia con pinta de mala leche y metralleta al hombro. Si al bajar las escaleras y pasar frente a ellos me miraron con cara de curiosidad, al volver a pasar delante de ellos al subir ya se mosquearon un poco más. Supongo que el hecho de ir mascullando por mi error ayudó un poco. Al llegar a la estación del tren, me doy cuenta que no hay ni una puta indicación, nada que señale que tren de los dos coger. En ese momento llega uno, y como tiene un recorrido circular, me digo que ya llegaré a la estación de metro. Ya. Me meto en el tren (donde sigue sin haber indicaciones, ni mapas, ni leches), y me doy cuenta que, como no, ley de Murphy mediante, me había metido en el sentido que no era. Me bajo en la siguiente estación y cambio de sentido. Ahora sí. Después de un par de estaciones, llegamos a una en la que veo un cartel con el metro que tengo que coger para llegar a Manhattan, así que doy un salto y me bajo en la estación. Me convenzo de que tengo que coger otro tren en este mismo andén y cuando llega me meto tranquilamente. Al cabo de un rato, me empiezo a poner nervioso por que el tren que he cogido no va por donde debiera. Este se dirige a otra estación de metro que no es la que me viene bien a mí. Así que de vuelta a la estación anterior, ya provisto de un mapa con todas las indicaciones. Me vuelvo a bajar en la estación donde me había bajado ya anteriormente para cambiar de tren, y me doy cuenta de que tenía que haber bajado a otro andén para coger mi metro. A todo esto, un pavo de seguridad nos hizo pasar pegados a una ventana por que alguien se había dejado una bolsa olvidada en un banco del lado opuesto. Bueno, después de media hora dando tumbos por todo el aeropuerto y sus trenes de conexión, llego a la estación de metro. Un consejo. Si vas estresado y algo cansado, no te dejes llevar por la primera negra que vaya gritando "que pierdo el metro, que pierdo el metro", por que puede pasarte que te vengas arriba, te eches una carrera, des un salto para meterte en el metro, y sólo un segundo después te preguntes a ti mismo si te has metido en la dirección adecuada. Ley de Murphy, nuevamente. Al cabo de un par de minutos, empiezo a ver como el metro cruza literalmente por en medio del océano. Bien, esta no es mi dirección. Como no, la distancia entre las dos estaciones era tremenda, por lo que tardé un mundo en llegar a un sitio donde cambiar de sentido. Me bajo en la estación. Madre mía. Un andén mugriento, al aire libre, con cero coma personas alrededor, y lleno de gaviotas habitantes del océano colindante. Cruzó la pasarela de la muerte, me veo al taquillero, que me mira con cara de no haber visto a un ser humano en años, y encima blanco, y me siento en unos asientos de madera destartalados maldiciendo mi puta suerte. Me asomo a la vía del tren. Una distancia de al menos un par de millas hasta que se pierde en el horizonte la vía del tren. Y ni una luz a lo lejos. Así que nada, me dispongo a sufrir el tiempo que haga falta, pensando en que es la típica situación en la que aparece una pandilla de ñetas-latinking y te dan la paliza de tu vida. Iba tan cansado y tan harto de mi estupidez, que me daba todo igual. Después de 20 minutos eternos, apareció una familia con niños y todo, en la que la madre, a la que le faltaban los dientes de arriba, sólo le pude entender que un policía era un cabronazo. Por fin llegó el tren, me subí y me dispuse a cruzarme todo Queens hasta llegar a Manhattan, y al fin, dos horas después, a casita. Ni que decir tiene que me tiré en la cama a morir un poco, y sólo me levanté para cenar un poquito y volver a morir. Miedo me da pensar que dentro de 15 días vuelvo a España, aeropuertos americanos mediante… Lo cierto es que en mi vida me he sentido tan estúpido. Yo que no me he perdido ni en Copenhagen, verdad Xelu???

Misa Baptista (fuimos al Gospel!!!!)

14 de abril de 2008:

Este finde nos hemos dedicado a andar como locos. El sábado nos fuimos a ver el barrio de Tribeca, que como su propio nombre indica, es el TRIángulo BElow CAnal street. Es como si al barrio de Chamartín lo llaman ZOna al ESte de la CAstellana. El caso es que se trata de un barrio bastante curioso, donde abundan las galerías de arte y los edificios chulos. Para muestra, unas fotillos.



El callejón de la derecha es una localización perfecta para una película de mafiosos... Por la tarde, mientras mis padres volvían por enésima ve a Chinatown a comprar relojes de imitación y pelearse con un chino por el precio (que mira que había chinos en Chinatown, y se fueron tres veces a por el mismo), me fui con la Marqui a dar un paseo por el parque de Riverside, al lado de casa, que ya era hora de que nos diese un poco el sol. Espectaculares los prunus en plena floración. Lástima de luz, que no dejó hacer buenas fotos. Es tremendo como en cuanto sale un poco el sol la gente se abalanza sobre los parques con las bicis, patines y bates de béisbol. A mi hoy me han dicho que hacía un tiempo como en España. Discutible, pero en fin.

Por la noche nos llevamos a mis padres a cenar a un sitio que hay al lado de casa que además de darte de comer te ofrece un concierto de jazz. En este caso tampoco fue jazz, mi madre vuelve frustrada después de dos experiencias fallidas, pero era blues del bueno. Un pibe cantaba como los buenos bluesman, el de la guitarra, que lo hacía muy bien, usaba la nariz al principio del número para interpretar un rock, el pianista era un hombre de unos 200 años, con gorro berebere, y expresión imperturbable, como si aquello no fuera con él. El batería era el único normal, por que el bajista, a parte de ser el único blanco, y tener sus añitos, no hacía más que guiñar los ojos a modo de tic nervioso. Después de cenar, lo cual gracias a un camarero indio empanado no fue tan evidente, nos fuimos a Times Square, ya que merece la pena verlo iluminado por la noche. Mis padres alucinaron con lo s anuncios, pantallas y neones. Además de con la cantidad de gente que circulaba por allí. Nos intentamos meter en el BBKing Blues Bar, a tomar la última, pero nos encontramos con un millón de negros en la puerta dispuestos a entrar a algún concierto o fiesta. Me impresionó ver los cacheos a la entrada del local, así como la llegada de quién supongo era el artista invitado, a lomos de un impresionante mercedes MacLaren SLR, espectacular, y llevando por comitiva una serie de coches entre los que se contaban dos ferraris y dos lamborghinis, de colores llamativos, no sea que la gente no se fije, y que en total debían de valer unos 3 millones de euros, a ojo.

EL domingo por la mañana nos fuimos a Harlem a presenciar una misa de Gospel, a una iglesia recomendada por una amiga de mi madre. Desde que llegamos a New York habíamos querido ir, pero necesitábamos una buena excusa para levantarnos a las 8 de la mañana de un domingo. Mis padres dando gritos ayudaron a la proeza. Nada más llegar me sentí como aquél que intenta entrar en una discoteca. Cola en la puerta, grupos que habían reservado y que obviamente se colaban (la lista de invitados es lo que tiene), y un negro en la puerta minando nuestra moral diciéndonos que no entrábamos ni de coña. Como en el último club de moda. Y no, tampoco nos dejaron entrar.

Como la situación era un tanto desesperada (de madrugón y en medio de Harlem), nos fiamos de lo que nos dijo un yonqui en las últimas, y nos encaminamos a una calle lateral donde encontramos otra iglesia, más grande que la anterior, y en la que pudimos presenciar el show. Y digo bien que fue un show. El cura eran tres señoras de unos 100 kilos cada uno que se turnaban para dar arengas al personal. Detrás, un grupo de mujeres de rojo cantando y a la izquierda otro grupo de mujeres dando palmas. El personal estaba formado por la parroquia habitual, negra en la zona de butacas, y con sus atuendos de gala, y blanca turista con gorras en la zona de gradas. Por cierto, en un momento dado, la misa incluye un agradecimiento a los "visitantes". Nosotros, que llegamos tarde, nos sentamos con los locales. Los niños iban vestidos de blanco ellas y de traje ellos. En un momento dado salían bailando por los pasillos dando voces y palmas. La verdad es que fue bastante divertido, ya que no sólo aprovechaban para dar misa, sino que también lo aprovechaban como reunión de la comunidad. En un momento dado se pusieron a leer el orden de la semana, advirtiendo que el jueves había reunión de jóvenes y que por favor los padres tomasen nota, o deseando suerte a un colega que tenía un examen la semana de después. Y luego cantaban. Y aplaudían. Y bailaban. Y se levantaba la gente. Y se acercaban al altar para rezar todos abrazados. Y volvían a cantar. Mucho ritmo tiene esta gente en las venas, mucho ritmo... Además las canciones eran bastante movidas, y entretenidas. Así la verdad es que, creo yo si fuera católico, daría gusto ir a misa, y no a los sermones que nos dan en España, tristes, aburridos y con proverbios escandinavos metidos con calzador. Y así durante dos horas, que fue cuando nos fuimos nosotros, por que esta gente allí seguía. Se deben de tirar todo el día de fest. Lo mejor fue que habían traído a un pastor de Alabama, a modo de artista invitado. Después de superar los nervios iniciales por verse en campo ajeno, se vino arriba y acabó cantando una canción a capella que obviamente la gente coreó como si estuviese en un concierto de soul. Hasta el cumpleaños feliz le cantaron a unas niñas gemelas. Yo me lo pasé muy bien, mis padres también, y Marga amenaza con llevarme todos los domingos. Ya veremos. La pena, es que no me dejaron hacer fotos, pero me podía haber puesto las botas.

Un manchego comiendo sushi

9 de abril de 2008:

Lo prometido es deuda. A muchos de vosotros os parecerá una estupidez, pero para aquél que conozca a mi padre, un Barnuevo manchego de pura cepa, se va a quedar de piedra. Después de otro día de paseos varios, en los que pudieron ver la universidad de Columbia, nos fuimos a cenar a un sitio llamado sushi-samba, especializado en comida japonesa y brasileña (por si no os lo imaginabais), y que es bastante popular en Nueva York. De hecho, ya hablé de él hace un tiempo, con motivo de nuestra primera visita. Al llegar, una camarera que estaba bastante buena y que no hizo más que tirarle los tejos a la Marqui, nos propuso una serie de platos que no conocíamos. Entre ellos, varias especialidades de sushi, ensaladas raras y pescados crudos. Yo ya me había propuesto que mi padre al menos probara esta cocina. Hablamos de una persona que no uede ni entrar en un restaurante chino y que sostiene, con cierta vehemencia, que en estos sitios se comen a sus mayores y no tiran nada a la basura. El show estaba montado. Mi madre no me preocupaba, ya que es un poco más como yo, que se atreve con todo. La cena estuvo genial, la comida buenísima, y a mi padre le gustó el sushi, con reservas. Esto es, que si bien cenó, puede esperar un tiempo para repetir. Seguro que esto está contándolo en el ministerio de por vida. Hasta se atrevió con los palillos, y al final casi consigue coger un trozo de pescado...Lo que nos pudimos reír!



Para compensar el rato de la cena, nos fuimos a un local de jazz de los míticos en Nueva York. Se llama el Blue Note, y seguro que los fanáticos de este tipo de música lo reconocen. A pesar de haber reservado con antelación una mesa, y de llegar 30 minutos antes del show, y de que era un lunes por la noche, nos encontramos con una cola del copón. La espera al menos mereció la pena. El artista en cuestión era un tal David Helfgott. El concierto estuvo genial, aunque en vez de jazz fue más bien un concierto de música clásica. Eso sí, el tío era un crack. Por lo que he podido leer en la web, la película "Shine" está basada en su vida. El caso es que además era un personaje muy gracioso, ya que no sólo iba vestido con una camisa roja chillona tipo mao, sino que además cada vez que acababa de interpretar una pieza se levantaba y se ponía a saludar al respetable, dando abrazos y besos a todo aquél que se encontrase en su camino. Curiosamente a la vez que tocaba el piano tarareaba la melodía, aunque esto creo que era más propio de su enfermedad. Después de un par de horas de show, unos cócteles muy sofisticados, el mío llevaba ginebra, tequila, ron, curaçao azul, limón y sprite, y de ver a dos japos delante metiéndose un par de tartas de queso aderezadas con una botella de vino tinto, nos volvimos a casita.

Las fotos siguientes son de mis padres haciendo turismo, en lugares tan míticos como el greenwich village, garnment district o el empire state building.



En otro orden de cosas, esta semana tengo un par de entrevistas de trabajo, una para hacer de tutor en una academia de matemáticas, y otra, la más curiosa, para entrenar a unos críos de 5 añitos y enseñarles a jugar al fútbol. Veremos que tal se me dan. Por cierto, para que veáis el país este como es, pagan más la hora de coach que de tutor.

Fotos de fiesta

8 de abril de 2008:
Van más fotos de fiesta de cuando las niñas andaron por aquí...







Mañana más fotos de mis padres y sus aventurillas por la gran manzana. Adelanto el título del post siguiente: Un manchego comiendo sushi.

Ya llega la primavera!!!!!


6 de abril de 2008:
Esta semana he estado intentando recuperar el tiempo y las fuerzas perdidas tras la visita de las niñas de la Marqui. Ni gym, ni dieta, ni nada, sólo dormir, pasear por el parque, y ver la tele por la noche. Como los abuelos. Me ha durado poco el descanso, ya que el viernes aparecieron por aquí mis padres, con ganas de marcha. Así que al final el descanso no me ha ido mal, ya que al acabar el finde estoy medio muerto. Lo de hacer de guía va a acabar conmigo. Tras las visitas de rigor, y regatear con unos chinos para llevarnos tres relojes cartier por menos de 100 dólares, que yo creo que no valen, los tres, más de 25, os pongo unas fotillos de mis padres, con gorros y todo. La que me espera esta semana...Por lo menos ha ganado el atleti esta semana.






Por cierto, aún estoy un poco alucinado de verme en la web del antro de la semana pasada, dándolo todo, como homenaje a mis maromos madrileños.

Vaya antro!!

1 de abril de 2008:
Este va a ser muy corto. Aupa el BUNKER!!!!!!!