Non stop weekend

17 de diciembre de 2007:

Este fin de semana tuvimos fiestas varias. El viernes, fuimos al cumpleaños del chico medio-ruso que conocimos la semana anterior,Alexei. Nos llevó, junto a más gente, a un restaurante cubano del East Village, llamado "Café Fuego". El sitio no estaba mal, aunque era bastante peculiar. Para empezar, la comida era bastante escasa, y de cubano tenía poquito, ya que pudimos comer queso manchego, e incluso una paella...Desde luego, no la pedimos nosotros. Lo mejor, fue a la hora de pedir los mojitos. Los había de varios sabores (mango, piña, fresa, etc.). Eso sí, de ron nada. Los hacían con champagne o sake. Para cosas raras, no hay nada como esta ciudad. La camarera, una cubana muy simpática, nos contó una milonga buenísima, del rollo que no tenían licencia para vender alcohol por que en el barrio ya había muchos bares, y el Ayuntamiento quería controlar el consumo. Vale, como si el sake fuera sin alcohol. Enfin, que probamos el de champagne, y como os podéis imaginar, el resultado fue bastante lamentable. Después de un rato, quedamos con la gente en vernos otro día, y nos fuimos a casita, que el sábado lo teníamos cargadito. En principio, Ina, la chica sueca, nos había invitado a su fiesta de cumpleaños, pero la resaca del mojito (no podía tener nada bueno), nos dejó en casita lamiendonos las heridas. A última hora, nos fuimos a la segunda fiesta del día, en casa de Hillary y John, los mismos que nos invitaron en Thanksgiving, al ser el cumpleaños de la primera. Una vez más, nos pusimos de comida hasta las trancas, y la cerveza tampoco fue mal. Lo pasamos muy bien, conocimos gente muy maja, y hasta jugué al "Guitar Hero", un videojuego que consiste en tocar la guitarra al ritmo de canciones reales de rock. No se me dio nada mal, para ser la primera vez, claro que había auténticos expertos para enseñarme los trucos.

Después de tomarnos la tarta, nos fuimos a la segunda fiesta de la noche, en una zona de Queens llamada Jamaica, a una hora y pico de Manhattan. La zona la vimos de noche, a eso de la 1, y era la típica zona negra, con avenidas anchas y tiendas cutres, y pandillitas en las esquinas. Del frío que hacía, no se metían con nadie. Esta fiesta la organizaba Inma, la compañera de Marga de Barcelona, y su compañera de piso, Laura. Como buenos españoles, sonaron los grandes clásicos de los 80 y 90, cantados a gritos por los allí presentes, a pesar de tener vecinos en el piso de abajo, y ser ya casi las 2 de la mañana. Pero la Escuela de Calor es mucha Escuela de Calor, y hasta los americanos lo saben reconocer. Allí conocí a una psiquiatra española que lleva viviendo varios años en Iowa, y que me contaba lo dura que es la vida entre evangelistas, que todo lo arreglan leyendo la biblia. Hasta a los enfermos los "curan" a base de misa y rezo. Hablamos un rato de las elecciones que se avecinan, al ser en Iowa el primer estado en celebrar las primarias de las que salen los candidatos de cada partido, y me contó que es gracioso ver como los políticos se matan por cada voto, yendo puerta a puerta incluso, ya que los resultados en este estado condicionan el del resto del país. Al cabo de un rato, nos fuimos a casita, que ya eran horas, y nos quedaba un buen viaje en metro hasta casa. No exagero. Tardamos casi 1 hora y 45 minutos, y eso que apenas tuvimos que esperar los trenes en los transbordos.

Lo mejor de la noche, que había estado muy bien, a la salida del metro. Resultado de toda la noche nevando:


Menuda gozada caminar por nieve virgen por las calles de Nueva York. Y las calzadas, como pistas de esquí.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡Qué gozada, las calles nevadas!!!!
Y qué frío (yo aquí estoy, en cama, con gripazo). Aquí está lloviendo hoy.
Muy bonitas fotos.
Un abrazo.