Nieve (again), cervezas y uvas

4 de enero de 2009:

Nada más levantarnos nos encontramos con una nevada de campeonato. No dejó de nevar durante toda la noche, y el resultado fue espectacular.

Unos 25-30 cm de espesor, y en polvo perfecto. Era tan suave que no había manera de hacer bolas con ella, ya que nada más tocarla se deshacía. Así que las batallas las hicimos a las bravas, con bloques como panes.

Desde luego, la peor parada fue la Marqui, que en alguna ocasión acabó pidiendo clemencia. Nada más levantarnos nos tuvimos que dedicar a la ingrata tarea de retirar la nieve de la acera y del aparcamiento, por aquello de poder sacar los coches. Al parecer, en los días malos Dave tiene que retirarla al menos 2 o 3 veces al día. Y es un coñazo. Es lo que tiene vivir en Upper State New York...Después de una buena media hora palazo viene, palazo va, conseguimos despejar la entrada y dejar los coches más o menos dispuestos para salir.



Después de pegarnos un desayuno de tres pares, tónica general del fin de semana, nos decidimos a ir a visitar la atracción principal de la ciudad. Se trata de la fábrica de cerveza de Utica Club. Para llegar a ella, nos dimos un pequeño paseo en coche.

La fábrica de cerveza es como el motor económico de la ciudad, ya que da empleo a bastante gente.

La entrada alberga una mega tienda con todo tipo de productos, sobre todo cervezas de distintas variedades, aunque también se podían comprar camisetas, gorras, grifos, DVD´s y fundamentalmente jarras de cerveza caracterizadas. Los personajes Schultz y Dooley, jarras de cerveza parlantes que protagonizaron las campañas de publicidad de la compañía en los años 60 eran obviamente las estrellas. Al parecer gozaron de gran popularidad, supongo que por su estilo innovador y cómico. El caso es que el tour empezó con la presentación del guía, un crío de unos 14 años con acne y de tamaño escaso (metro sesenta, a lo sumo). Nos empezó contando las bondades de la empresa, de la cerveza, y de los muebles de la sala en la que comenzó el tour (¿?). No era muy interesante, la verdad. Lo mejor, para mi, la presencia de un tipo de unos 150 kilos de peso, rubio con el pelo corto, mejillas sonrosadas, y que se sabía la historia de la cerveza de pe a pa. ¡¡Cómo replicaba al miniguía, qué preguntas le hacía, qué crack!! Yo me lo imaginaba en su casa sentado en un sillón orejero, con los nachos con queso (o chile, quizás), el partido de fútbol en la tele, y la gorra con las latas de cerveza incorporadas y sus respectivas pajitas. Homer Simpson, vamos. Había probado todas las variedades, y le decía al guía que no veía la variedad que hicieron en el año setenta y algo (yo ya no prestaba atención, de la risa que me dio) en la vitrina de exposición. Y estaba, estaba, solo que algo escondida. Pero el tío se la sabía.

Luego mejoró con la visita a la fábrica, pero la verdad es que lo mejor fue el final, con unas degustaciones de lo más ricas. Nos invitaron a un par de pintas a cada uno (Marga se tomó una de ginger beer, sin alcohol), así que a mi me dieron 3, como los petits suiss. Además me las apañé para que el guía me diese a probar todas las variedades que tenían (unas 7), así que salimos bien contentos.

Después de beber nos fuimos a comer, que falta nos hacía. Qué manera de comer. No exagero al decir que después de 4 días fuera, he engordado unas 7 libras, unos 3 kilos. Laeticia es una cocinera excelente!!!! Y después de comer, a por las uvas. Nos llevamos uvas, cava y turrón, para celebrar el año nuevo, y la verdad es que la experiencia fue graciosa. Desde el principio los americanos acogieron la idea con entusiasmo, y los tíos se las comieron sin apenas problemas. Apenas... El vídeo es un poco desastre (mola mi espalda eh?????), pero al final es entrañable. Por cierto, no es que Marga pese 80 kilos, es que hacía tanto frío que llevaba entre 5 y 6 capas de ropa, camisetas y jerseys incluidos. Y además el pantalón del pijama bajo los vaqueros. Y además 2 pares de calcetines. Muy duro el invierno en este lugar.

Después de cenar (casi empalmamos con las uvas), y fumarnos un buen puro, nos dedicamos a ver una película tremenda. Se trata de Stepbrothers, una chorrada de dos tipos de 40 años que se convierten de repente en hermanastros, y que se comportan como críos. La película era bastante mala, pero bueno, como llevábamos varias copillas encima, nos reímos un poco. Al acabar paramos para ver el fin de año desde Times Square (que frío hacía!!!), y luego nos metimos un par de pastillas de turrón. Gran invento el turrón, me decía esta gente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el vídeo de las uvas!!! Así se hace, llevándoles las costumbres poco a poco les conquistaremos...
y nos quedaremos con Manhattan. El resto para ellos.
Hapyy New Year!!!!