Un manchego comiendo sushi

9 de abril de 2008:

Lo prometido es deuda. A muchos de vosotros os parecerá una estupidez, pero para aquél que conozca a mi padre, un Barnuevo manchego de pura cepa, se va a quedar de piedra. Después de otro día de paseos varios, en los que pudieron ver la universidad de Columbia, nos fuimos a cenar a un sitio llamado sushi-samba, especializado en comida japonesa y brasileña (por si no os lo imaginabais), y que es bastante popular en Nueva York. De hecho, ya hablé de él hace un tiempo, con motivo de nuestra primera visita. Al llegar, una camarera que estaba bastante buena y que no hizo más que tirarle los tejos a la Marqui, nos propuso una serie de platos que no conocíamos. Entre ellos, varias especialidades de sushi, ensaladas raras y pescados crudos. Yo ya me había propuesto que mi padre al menos probara esta cocina. Hablamos de una persona que no uede ni entrar en un restaurante chino y que sostiene, con cierta vehemencia, que en estos sitios se comen a sus mayores y no tiran nada a la basura. El show estaba montado. Mi madre no me preocupaba, ya que es un poco más como yo, que se atreve con todo. La cena estuvo genial, la comida buenísima, y a mi padre le gustó el sushi, con reservas. Esto es, que si bien cenó, puede esperar un tiempo para repetir. Seguro que esto está contándolo en el ministerio de por vida. Hasta se atrevió con los palillos, y al final casi consigue coger un trozo de pescado...Lo que nos pudimos reír!



Para compensar el rato de la cena, nos fuimos a un local de jazz de los míticos en Nueva York. Se llama el Blue Note, y seguro que los fanáticos de este tipo de música lo reconocen. A pesar de haber reservado con antelación una mesa, y de llegar 30 minutos antes del show, y de que era un lunes por la noche, nos encontramos con una cola del copón. La espera al menos mereció la pena. El artista en cuestión era un tal David Helfgott. El concierto estuvo genial, aunque en vez de jazz fue más bien un concierto de música clásica. Eso sí, el tío era un crack. Por lo que he podido leer en la web, la película "Shine" está basada en su vida. El caso es que además era un personaje muy gracioso, ya que no sólo iba vestido con una camisa roja chillona tipo mao, sino que además cada vez que acababa de interpretar una pieza se levantaba y se ponía a saludar al respetable, dando abrazos y besos a todo aquél que se encontrase en su camino. Curiosamente a la vez que tocaba el piano tarareaba la melodía, aunque esto creo que era más propio de su enfermedad. Después de un par de horas de show, unos cócteles muy sofisticados, el mío llevaba ginebra, tequila, ron, curaçao azul, limón y sprite, y de ver a dos japos delante metiéndose un par de tartas de queso aderezadas con una botella de vino tinto, nos volvimos a casita.

Las fotos siguientes son de mis padres haciendo turismo, en lugares tan míticos como el greenwich village, garnment district o el empire state building.



En otro orden de cosas, esta semana tengo un par de entrevistas de trabajo, una para hacer de tutor en una academia de matemáticas, y otra, la más curiosa, para entrenar a unos críos de 5 añitos y enseñarles a jugar al fútbol. Veremos que tal se me dan. Por cierto, para que veáis el país este como es, pagan más la hora de coach que de tutor.

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