Inmersión americana al patxi

19 de abril de 2008:
Ayer hizo un día espléndido. La primavera ha llegado, y da gusto ver los árboles en los parques. Hace un calor de tres pares, la gente sale a la calle a pasear a los perros, a hacer footing, con la bici, a tomar el sol en bikini...Mañana os pongo fotos, de los parques, no de los bikinis. Esto en España lo veo inviable, ya que cualquier mujer que se pusiese a tomar el sol en bikini se vería inmediata e irremediablemente rodeada por una horda de buitres playeros con ganas de juerga. Aquí, parece que se respetan algo más. Por la mañana, al no tener ninguna clase con los chavales, me fui a Central Park con Phil, más conocido como aquél que me está iniciando en el deporte americano, en general. Por no romper la rutina, me estuvo enseñando a jugar al freesbee. Que parece ser que es un deporte por estos lares. A mi me pareció un poco aburrido eso de tirarte un platillo volante de un lado a otro. Además, como yo era bastante malo, le tuve corriendo sin parar durante un buen rato. Lo mejor es que se juega al aire libre, no necesitas ningún equipamiento especial, y se liga mogollón. Según me contó Phil, jugaban durante mucho rato en la universidad, sobre todo cuando hacía buen tiempo, con bikinis y bañadores como único atuendo. Además, las mujeres se sientan alrededor de donde tú te has puesto a jugar, con lo que siempre puede pasar que les des un discazo, que rompa el hielo, siempre que no haya roto alguna nariz previamente. Al cabo de media hora, que hacía un calor del carajo y el deporte no es que sea muy emocionante que digamos, nos fuimos a comer a otro parque, el de Riverside, donde volvimos a comprobar que en este país hay mucho loco suelto, y que los perros son un gran arma de ligoteo, tanto para hombres como para mujeres. Por que aquí también entran las tías. Después de comer, nos dirigimos al basin boat cafe, donde nos tomamos un par de cervezas mientras veíamos un partidito de baseball aderezado con highlights de tenis femenino. Los highlights eran por que jugaba Sharapova. Por la noche nos fuimos a su casa, donde había quedado con varios amigos para cenar y tomar algo. Yo les llevé una botella de pacharán, cortesía de la Nessi, para que lo probaran. Por más que les repetí que era un licor que se debía beber después de cenar, no pudieron reprimir las ganas de tomárselo y lo abrieron en los aperitivos. Al menos me preocupé de que estuviese fresquito. Creo que a la mayoría de ellos les gustó. Algunos con más entusiasmo que otros, pero en general tuvo éxito. En un ataque de genialidad gastronómica, les dió por mezclarlo con champán, a pesar de los gritos de sacrilegio que salían por mi boca. Pero ellos tan contentos. El caso es que al final, de la botella, no quedó ni la etiqueta, ya que se quedaron encantados con el bailarín de aurresku que en ella salía. Creo que el patxi ha hecho nuevos amigos. Esta noche nos vamos de cena a un mejicano, y después a celebrar un cumpleaños mientras jugamos a los bolos (un nuevo deporte). ¡¡¡Ay Antoine, si estuvieras por aquí!!!! Por cierto, al final no pudimos ir a la fiesta de Cristina en Connecticut, por que a última hora me programaron una clase el sábado por la mañana, a las 9:30. Mira que sentimos no poder ir, ya que la fiesta prometía. Otra vez será!

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