Route 66

10 de marzo de 2009:

Una de las cosas que siempre quise hacer, al menos desde hace mucho tiempo, era recorrer la carretera mítica Route 66, famosa por ser la ruta que cruza los Estados Unidos desde Chicago hasta Los Angeles, y caracterizada en una famosa canción que Nat King Cole y Chuck Berry hicieron famosa y que fue versionada mil veces por otros artistas de la talla de los Rolling Stones...

Y resulta que camino al Gran Canyon, entre otros, transcurre una buena parte de esta mítica carretera. Obviamente se ha convertido en una atracción turística más, pero en algunos puntos conserva un sabor mítico. Esos tramos de carretera rectos, con el desierto a ambos lados, y los moteros adelantando con sus Harleys a todo trapo, es una experiencia sacada de una película de los años 50...O las calaveras decorando las matriculas. Cosas curiosas.



En Williams, lugar en el que se deja la Autopista para conducir por una carretera de doble sentido antes de entrar al parque nacional del Gran Canyon, se encuentran diversos restaurantes ambientados en los años 50 con el letrero de la carretera como emblema. La decoración es cuando menos, curiosa.




Yo compré una chapa de la Route, que pondré, religiosamente, a la entrada de mi futuro hogar, Dios sabe donde...El restaurante en el que cenamos era de lo más curioso, aunque destacaría, aparte del menu (me metí unas costillas de ternera entre pecho espalda que casi muero al día siguiente) la tienda, los taburetes de la barra, y el baño por encima de todo. Que agobio de placas!!!!!


A todo esto era de noche, por lo que no pudimos apreciar la Route en todo su esplendor. A la vuelta, dos días después, lo conseguimos. Condujimos durante 2 o 3 horas rodeados de desierto, con moteros en Harley como compañeros de viaje, y algo de R&R en la radio. No eran los Rolling, pero no había otra cosa. Por cierto, impresionante ver la cantidad de gente que vive en el puto medio de la nada, rodeados de desierto, y en caravanas tipo roulotte. Lo mejor es que viven en plan pueblo, con sus calles y todo, pero sin casas de verdad. Sólo caravanas.



Nos encontramos con pueblos que eran verdaderos homenajes a la carretera, como este de Seligman, aún en el Estado de Arizona, que por cierto reivindica ser el Estado del país con mayor número de tramos de la Route. Tiendas de recuerdos por doquier, música rock a todo trapo, y moteles por todas partes. América profunda en estado puro...


Me llamó la atención la cantidad de maniquís que había, disfrazados y en diversas posturas, desde conduciendo coches destartalados, a posando en las ventanas. Y las típicas bromas de camioneros americanos que no entendíamos bien, pero que eran como las baldosas de los pueblos o de los bares de esas de "aquí no se fía", pero en plan "aquí yace el último que toco mi harley" o cosas así.



En definitiva, un buen paseo por la carretera que sirvió de conexión a millones de citizens en su búsqueda de gloria en el oeste. Que lástima no haberla hecho en un Cadillac, o en una Harley...

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