El show de Obama

29 de agosto de 2008:

Anoche fue un día especial. No sólo era el cumpleaños de uno de nuestros colegas americanos, Phil, sino que se produjo algo que este país, al menos la parte demócrata, llevaba un par de meses esperando. Me refiero al discurso de Obama, aceptando la nominación del partido demócrata a la presidencia del país.
Por partes. Primero diré que Marga se tuvo que quedar en casa, aún convaleciente de su tobillo maltrecho. Tiene mejor pinta que hace unos días, y esta noche lo someteremos a la primera prueba de fuego. Cenita en casa de unos amigos. Iremos y volveremos en taxi, y estará sentada en todo momento, pero a ver como responde. Si lo hace positivamente, el lunes nos iremos con unos amigos de cata de vinos por la región de los Hamptons. Es festivo, no es que nadie se quiera escaquear del curro...El caso es que a la cena de celebración del cumpleaños de Phil fui sólo, en representación del país. Estuvo muy bien, entretenida, con un montón de gente, todos comiendo pasta, pizza y bebiendo vino blanco. No es que se desatara la euforia, pero estuvo bien. Vino la madre de Phil, encantadora, y que hasta nos pagó la cena, y se mostró como una más del grupo. Estuve sentado junto a un chico que es director de cine, y que me contó que estaba montando una recaudación de fondos para su próxima película. En plan sueño americano total. Y por el otro lado, tenía a un diseñador de interiores y a un consultor que trabajaba en grandes compañías, tipo Credit Suisse o Merril Lynch, promoviendo la integración de las minorías en dichas compañías. De lo más divertidos, todos ellos. Después de cenar, nos dirigimos a un bar a regar la comida. Y allí, sucedió lo mejor de la noche.
Desde el lunes, se está desarrollando la convención del partido demócrata en Denver. Esto es como una feria del partido, con muchos gorros y accesorios raros, banderitas, carteles, etc. Los protagonistas, obviamente, son los principales responsables del partido. En este caso, el principal personaje era Barack Obama. Pero el jaleo empezó el lunes. El primer discurso serio fue el de su mujer, Michelle, y le puso tanta pasión y emoción, que al día siguiente en un artículo del NYTimes, se preguntaban si el partido se había equivocado de Obama. El martes, le tocó el turno a la principal rival de Obama estos meses, Hillary Clinton, que dio un discurso también emocionante, apelando a la unidad del partido y a que sus seguidores voten demócrata en noviembre. Lo digo por que al parecer se ha detectado en varias encuestas que los seguidores de Clinton, al menos una buena parte de ellos, estaban decididos a votar a McCain, el republicano, antes que a Obama, por lo que el discurso del martes estuvo dirigido a controlar esos votos. Por lo visto, lo consiguió. Además fue el día en el que los delegados, esos curiosos personajes que deciden el nombre del candidato, votaban. En medio del clamor, y en ocasiones dando speeches más largos de lo normal, decían eso de "El estado de tal otorga tantos delegados al candidato no se qué". Al final, como ya se sabía, Obama salió nominado. El miércoles fue el turno del candidato a vicepresidente, un tal Joe Biden. Es el típico político americano, mayor, pelo blanco, ojos azules, sonrisa profiden, y mirada de "en cuanto pueda, te la clavo por la espalda". Fue presentado por Bill Clinton (la gente le adora ahora, ya nadie se acuerda del escándalo Lewinsky) y por su hijo y dio un discurso muy contundente e interactivo. Como nota curiosa, antes de su discurso salió la portavoz demócrata en la cámara de representantes con un mazo y preguntaba a la audiencia si aceptaban a Biden como vice. "Los que estén a favor que digan AY!" y la gente "AAAAYYYY!!", como cuando todo empezó en los caucuses de Iowa. "Los que estén en contra que digan NO!" y sin tiempo a que nadie respondiese, golpeó la mesa con el mazo y se acabó la historia. Seguro que esto lo llevan haciendo desde el principio de los tiempos... Durante el discurso del vice, Marga decía que era como el programa de los payasos de la tele, preguntando sin cesar y la gente respondiendo al unísono ("Cómo estan ustedeeeeeees?? Bieeeeeeeennn!!!!). Pero consiguió encender a la audiencia, como todos. Al final sorpresa: salió Obama en medio del clamor (parecía que el pabellón se derrumbaba) para compartir un par de chistes, y citar a todo el mundo a su discurso del jueves, fin de fiesta de la convención.
El jueves, volviendo al inicio del post, yo estaba de cena, pero las copas nos las tomamos en un bar lleno de pantallas, y en todas ellas aparecía Obama dando cera. Por cierto, si las sesiones previas de la convención fueron en un pabellón para 50.000 personas, este discurso se hizo en un estadio de fútbol, delante de 75.000. A lo grande, que diría aquél. La primera impresión que tuve al entrar al bar fue de sorpresa, ya que la gente estaba completamente pendiente de las palabras del candidato. No se oía un murmullo, una conversación, nada. Las 50 personas que estarían en el bar en ese momento, pendientes de la televisión. A mi me recordaba un poco a un partido de fútbol, pero sin tantos gritos. Por que algunos hubo. Hasta los bares habían puesto pizarras en la calle anunciando que a tal hora emitirían el discurso de Obama. Cuando decía algo interesante, la gente le aplaudía y le gritaba, le animaba a seguir por ese camino, y cuando comentaba lo que se parecía la política de McCain con la de Bush, la gente abucheaba y gritaba con más pasión. La verdad es que era impresionante. Después de un par de tequilas, me fui a casa, que Marga estaba sola, y uno nunca sabe la que puede liar, y de camino me encontré con la misma estampa en varios bares. Llenos hasta la bandera, en uno la gente estaba hasta en la calle, y aplaudiendo a rabiar. El final del discurso me pilló al pasar por uno de estos bares, y me quedé mirando como la gente aplaudía durante más de un minuto. Sonriendo satisfechos, con brillo en los ojos, tenían candidato a la casa blanca. Es verdad que NY es un estado eminentemente demócrata, y que no se puede extrapolar la reacción del público al resto del país, pero parece que ha gustado a ambos lados del espectro político. A lo mejor gana y todo.
Cada vez me gusta más la serie del Ala Oeste de la Casa Blanca. La penúltima temporada, la sexta, narra esta lucha entre candidatos a la presidencia en el partido demócrata y culmina con dos episodios de infarto con la convención. Ha sido como la vida real. Exactamente igual. Además el desenlace también ha sido el mismo, eligiendo al candidato raro.

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