Un poco de ciencia

10 de marzo de 2008:

Después de un día ajetreado con las elecciones y el Chiki Chiki, que anda que no nos gusta hacer el payaso cuando salimos de España, nos fuimos a pasar el día al museo de Historia Natural. La verdad es que es uno de los museos más divertidos en los que he estado. Hay que ver a los niños corriendo entre elefantes disecados, dinosaurios y ballenas. Es como un parque de atracciones pero en plan cultureta. Los críos, y los no tan críos, pueden aprender acerca de un montón de temas, desde geografía e historia hasta astronomía. Y no todo es sencillo. Te contaban mediante paneles y consolas interactivas hasta temas de física cuántica. Todo ello con el apoyo de voluntarios que te explicaban cualquier duda que pudiese surgirte en el momento. Como profesores particulares. El museo era enorme, con cientos de salas y un montón de proyecciones y documentales. Las más celebradas, obviamente, eran las referidas a la evolución de las especies, en donde podías encontrar esqueletos de dinosaurios de gran tamaño. Estaba genial como te iban explicando la teoría de la evolución, mostrando los puntos en común de cada especie y como se iban diferenciando. Aunque uno no crea en la evolución, la disfruta.
Otra parte del museo que estaba increíblemente currada era la dedicada a la astronomía, con un teatro gigante en que pudimos ver un documental tipo planetario dedicado a las colisiones astronómicas, entre planetas y asteroides, y esas cosas. Fue bastante chulo, y además la narración corría a cargo de Robert Redford (está en todas!!!!!!!!). Otra cosa que tenía el museo eran un montón de chorradas para que la gente se entretuviese jugando. Por ejemplo, en la zona del planetario había varias básculas que te indicaban cuanto pesarías en la luna, marte, el sol, etc. En la zona de la tierra, había una baldosa conectada a un sismógrafo de modo que al saltar podías ver el temblor que provocabas. Ni que decir tiene que no sólo los niños jugaban con estos aparatitos. En fin, todo muy entretenido.
Esta es la Margui en la sala de grandes mamíferos africanos (hay otra de mamíferos asiáticos con más elefantes). Otra sala impresionante era la dedicada a la biodiversidad. Como no se andan con tonterías, pues habían recreado un bosque tropical. Y tan tranquilos. Tipo el jardín de Atocha, pero dentro de un museo y algo más pequeño, eso sí. A mi me hicieron mucha gracia estos cuadros, supongo que como al resto de los agrónomos...¡Qué recuerdos!

El museo es enorme. Entramos a las 10 de la mañana, salimos a las 6 de la tarde, y lo tuvimos que ver deprisa y corriendo. Tenemos que volver, ya que aparte de las exposiciones que os he contado hay otras que son temporales y que también tienen buena pinta, como una sobre el papel del agua en el mundo y una exposición de mariposas gigantes vivientes. Creo que en esta te meten en una especie de pajarera y se te van posando las mariposas...Por la comida, no problem. Tienen en la planta baja un restaurante tipo self service tamaño king size con todo tipo de comida, desde las típicas hamburguesas y pizzas, hasta platos elaborados.

Quise hacer muchas más fotos, pero me quedé seco de batería a mitad de visita. Como volveremos más adelante, prometo poner las fotos de la Margui al lado de las ballenas y con las mariposas revolteando a su alrededor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te metas con Chikilicuatre, que es un crack...
Yo creo que vamos a ganar.