Lolololo, lololo, lolooooooooo‏

27 septiembre de 2007:

Que bueno es el nuevo disco de Calamaro...

Bueno, como van mis muchachos, por las cálidas tierras de Iberia (seguro que no tanto como las de aquí, que hace un calor del carajo). Una vez más, me dispongo a narraros nuevas aventuras, en vista del éxito obtenido en el último mail. Esta vez, me voy a centrar en lo que ha sido un fin de semana de barbacoas, largos paseos, fiestas y primeras damas.

El sábado, nos invitaron a una barbacoa en casa del jefazo de Marga en el hospital. Había invitado a todo su equipo, y allí se juntaron como cuarenta personas. Había desde chinos, con los que lamentablemente no crucé palabra, hasta indios con inquietudes climáticas, y portugueses desmadraos. La historia del indio estuvo bien, ya que nada más presentarnos y preguntarme que a que me dedicaba en España, me empezó a dar una lección acerca del calentamiento global, y a decir que el ser humano no tenía nada que ver con el aumento de las temperaturas y esas cosas. Yo, muy educadamente, pues era la primera vez que le veía, discrepé lo mejor que pude, y acabamos haciéndonos fotos y echándonos unas risas. Durante el resto de la tarde conocí a bastante gente, la verdad es que muy majetes todos ellos, y fumadores de "baretta", así que creo que nos acostumbraremos a salir con ellos de vez en cuando. Muchos de ellos además estaban enamorados de España, y no hacían más que decirnos que iban a volver, y que teníamos que salir con ellos. Por cierto, la casa era una autentica pasada. Estaba a una hora de Manhattan, y para llegar decidimos alquilar un coche. Curiosamente, mi carné de conducir había caducado en mayo, y aún no tengo el nuevo (se supone que una agregada comercial de la embajada a la que no conozco lo trajo desde España, cosas de madres), por lo que tuvimos que tirar del de Marga, que caducaba, un día después. Con la inquietud de desconocer si en este país de histéricos nos darían el coche, cual fue nuestra sorpresa cuando, no sólo nos dieron el coche, sino que además nos dieron un coche de gama superior al alquilado. Lo que pasa es que como este país es así, si habíamos alquilado originalmente un Hyunday de 3 plazas (el más barato), nos soltaron un Jeep 4x4 de 5 plazas enorme. Un show conducir algo así. Sólo diré que Marga apenas podía ver por encima del capó...Volviendo a la casa, era una casa unifamiliar en la que fácilmente podían vivir tres familias (no chinos, entonces serían 200), con un jardín espectacular en la parte delantera, y un bosque, si, si, un bosque en la parte trasera. Además este año había montado una piscina tremenda, con jacuzzi y fuente. Un jardín de la ostia para un psiquiatra. Al cabo de unas horas, en la que acabaron jugando un partido de béisbol, que yo me perdí por estar hablando con otro peculiar, y no sin antes probar las típicas nubes quemadas en la hoguera (que monos...), nos volvimos a casita que llegaba una amiga de Marga de Barcelona.



Esa noche nos metimos a cenar en un italiano, después de la barbacoa, en el que nos trajeron unos platos con los que cenamos tres días después. No había visto unas bandejas de comida tan grandes en mi vida. El caso es que el día siguiente estuvimos de turismo por la zona de Lincoln Center, que es como si juntas el teatro de la opera de Madrid, y lo multiplicas por siete teatros. Nos metimos en un tour del conjunto, nos estuvieron explicando como se construyó, y la historia de la opera, y nos regalaron unas entradas para una premiere al día siguiente. La mujer que nos explicó todo era una loca de unos 60 años, que no hacía más que decir lo guapos que éramos y lo bien que nos lo íbamos a pasar en NY. Al respecto diré que el grupo lo completaba una pareja de jubilados canadienses. La mujer se conservaba bien, pero el hombre daba la impresión que había que subirle a hombros a los teatros, andando a dos, y como si se fuese a partir en pedazos a cada paso. Esa noche Marga se quedó en casa agotada y yo me fui con Vanesa a tomar unas birras a la zona de la universidad de NY, en el sur. Fue un desastre, por que no había casi gente, y lo único reseñable fue un bar en el que nos encontramos un karaoke en directo (en vez de máquina, era una banda la que tocaba los temas), con americanas algo borrachas cantando a lo loco. Como suena. Al día siguiente estuvimos de turismo por la ciudad, fuimos al MOMA, y allí nos encontramos con nuestra queridísima Sonsoles, alías, Mss Rodríguez Zapatero, de visita. Supongo que uno en la ONU echándose unas risas con Bush y la otra culturizándose. No le dijimos nada, fundamentalmente por los dos guardaespaldas negratas que la acompañaban, y que abultaban como tres joserras. Luego estuvimos viendo el despliegue policial alrededor de uno de los hoteles de lujo de Park Avenue, supongo donde se alojaba el "diablo" de Irán. Tres manzanas cortadas, dos policías en cada esquina, coches, furgonetas, hasta grúas tenían para controlar las alturas. No me extraña que puedan mandar miles de pavos a Irak, si aquí hay más policía que ejercito en España...


Al día siguiente nos fuimos de paseo por Harlem, donde la población negra debe ser del 98%, y donde pudimos ver algunos murales tremendos. También casas echas polvo y negratas bailando en la calle. Como en las pelis.


Al volver Marga había quedado con una sueca (sigh) en casa para cenar unas pizzas. La susodicha se presentó en casa con una minicamiseta sin sujetador, marcando pitones, y haciéndome recordar con cierta nostalgia las noches escandinavas. EL caso es que la tía era además súper maja, muy espiritual, de hecho, nos ha invitado el año que viene a un festival que se celebra en California, en el desierto, que se llama "Burning man", y que parece ser un desmadre de House, drogas, alcohol y sexo. Ya veremos. Salimos después de cenar a un garito en el East Side, donde nos juntamos con varios amigos de la sueca, y donde nos pusimos hasta el culo de tequilas y jameson. La gente que conocimos eran súper majetes, muy graciosos, y súper amables. Uno de ellos estuvo durante un par de horas explicándome los secretos del Béisbol, otro resulta tener una empresa de diseño/graffiti y se ofreció a llevarnos de tour por la ciudad para ver sus "obras", conocimos a un húngaro negro, enfin...A la vuelta, nos acercó la sueca a casa en su coche, y del pedo que llevaba casi nos piñamos con un taxi al salir del aparcamiento. Luego fue un tanto estresante ver como conducía haciendo eses, mientras se peleaba con varios taxistas, y hablaba por el móvil a la vez. Llegamos, como podéis ver, sanos y salvos.



Bueno ya os he dado la brasa un buen rato, así que no me queda mas que desearos una pronta decisión para el temita de la despedida de Poncho (lo pasarás bien, aunque no se si volveréis todos), y que sigáis con atención al DJ KUN. Este es el año. Por cierto, a los implicados, no dejéis de mandarme los mails de la despedida, que quiero seguir al corriente de vuestras andanzas.
Forza Atleti

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